“El miedo es la más potente de las emociones humanas. Y sobre esa emoción actúa el terrorismo indiscriminado, aquel que mata, mutila, hiere, rapta o enajena en cualquier tiempo y espacio para anidar el miedo en la mente de las personas. Sus efectos sobre la política son profundos porque allí donde hay miedo surge la política del miedo…”. (Manuel Castells: Ruptura).
Las elecciones de mayo del presente año entran en lo que se ha dado en llamar la administración de lo inevitable. El interludio en su encuentro no anida sorpresa. En gran medida y con más impacto, febrero determina mayo. Ello así porque, si el PRM y aliados computaron el 60% de los votos válidos emitidos según la Junta Central Electoral y alcanzaron 121 Alcaldías y 135 con los aliados, en base al 47% del padrón electoral universal, el horizonte es claro desde una primera vuelta.
Se construyeron fábulas, cuentos e invenciones alrededor de las elecciones municipales de febrero que los datos e informaciones derribaron, independientemente de los protagonistas involucrados. Es más, se hicieron falacias lógicas y falacias de falsas equivalencias, como aquella de que solo votó el 22% en favor de los perremeistas. Algo que, en apariencia, parecería verdad, es falso desde la perspectiva lógica. Primero, existe un ausentismo que no podríamos llamar abstención, que incluye el 10.7% del padrón. Son los 870,000 que están en la inscripción en el exterior.
Segundo, se sabe por el histórico de participación que cerca del 50% no sufraga en las municipales. Tercero, aun en las elecciones presidenciales que es más participativa, las abstenciones han girado en el campo de la laucha electoral, en un rango de 27-32%, esto es, siempre una votación de 70%. Cuarto, en todo caso, el 53% que dice el padrón universal (8,105,123), no se puede asumir en contra de un partido en particular, sino en todos los partidos que participaron en la competencia de febrero 18.
Es una falacia lógica argumentar que un 78% no lo hizo por el PRM. Si esa fuera la base y el hilo conductor, habría que arribar que el 93.6% no lo hiciera por FP. Es una narrativa fabulosa en el marco de la truculencia de la negación más estrepitosa. En todo caso, si quisiéramos buscar la verdad, auscultar las dimensiones de las votaciones a nivel municipal y extrapolar, significar proyecciones y tendencias, las ponderaciones encuadrarían así:
Las elecciones de mayo irrumpen con una bastedad disruptiva, yugulan a partir de agosto el peso al culto a la personalidad, que hoy por hoy, constituye parte de la erosión democrática que campea por el mundo. Se avizora que el presidente reelecto no hará el más mínimo intento por postergar su mandato, más allá de lo que digan las encuestas, a partir del 2028. Pensamos, en esta oportunidad y sería parte de su arsenal en la historia, a partir de 1996, en ser el único presidente que no modificó la Constitución con el propósito de volver. Todos, en una u otra dimensión, más elegante o más rústico, lo han hecho.
Esta sociedad necesita un mayor peso institucional, donde lo colectivo sea el eje nodal, no la ceguera y ausencia de visión, de pensar solo en los intereses personales y particulares. Que aquel eslogan de “Servir al partido para servir al pueblo”, trastocado en la praxis política más abyecta, se transforme para toda la partitocracia dominicana en “Servir a la sociedad, a su pueblo, a la nación”, corolario esencial donde ganamos todos y todas.
Unas elecciones sin incertidumbre, sin conjugación de miedo, con pocas alas de esperanza, ha de perfilarse como escenario de una nueva perspectiva, donde las elites asuman desde ya, el compromiso de que tenemos que dar paso al cambio verdadero. Cambios que significan reformas profundas. Cambios que dejen atrás esta pésima modorra de tener un Código Penal que data de 1884 y que viene ventilándose, visibilizándose desde 1962 e introducido al Congreso hace más de 20 años.
¿Cómo explicar que, de 195 países reconocidos en la ONU, solo cuatro países tengan todavía la prohibición de las 3 causales? ¿Cómo entender que, en una democracia, la teocracia sea la taxonomía en una “Estado” laico? ¿Cómo comprender que la Ley de Seguridad Social, 81-01, que mandaba a ser revisada después de 10 años de vigencia y hoy 4 de marzo de 2024, este saltando, de brinco en brinco, haciéndole daño al 70% de la población dominicana? Somos el país con los gastos de bolsillos, entre los más altos del mundo, equivalente a la inversión en salud pública de 1.8 a 2% del PIB.
En una nación donde el grueso de los especialistas médicos no está afiliado a ninguna ARS y no te cobra ni con tarjetas de crédito ni cheques, a lo sumo hay que depositarles en sus cuentas en los bancos. De igual manera, ¿cómo asimilar que en un territorio de 48,442 Km2, equivalente a un municipio de Brasil, Argentina, México o Colombia, la esperanza de vida al nacer promedio es de 74 años, sin embargo, en las 12 provincias más pobres esta solo llega a 60 años?
Por último, como no nos da la más alta crispación con la información y datos que nos da Barómetro de Las Américas en lo concerniente a la Violencia contra la mujer. De 13 países evaluados en el ítem “% que aprobaría o entendería el uso de la violencia contra una esposa”, de 13 países evaluados solo dos países están peor que nosotros.
Por el descuido de labores: 28% aprueban la violencia y por la Infidelidad: 35%.
En el 2014, 26% aprobaba esa conducta desviada y el 71% no lo aprobaba. 9 años después (2023), en vez de mejorar, empeoramos significativamente: 33% aprueba y 65 no aprueba ni lo entiende. En los hombres, es ostensiblemente más draconiana su visión, su “vocación” a la violencia contra la mujer: 33 y 39. En cambio, en la mujer: 23 y 32. Aun cuando es más baja, es alta, como ellas mismas aprueban la violencia contra su propio género. Cultura y educación, factores multifactoriales.
Estamos en presencia, en el estadio, de un nuevo desafío de desarrollo social, de desarrollo político e institucional. Necesitamos una ruptura en la construcción de un nuevo puente de futuro, que traiga consigo nuevas formas de hacer política. Allí donde el clientelismo no sea tan visceral y tan burdo y grotesco. Es como nos dijo hace ya 6 años Manuel Castells en su libro Ruptura “… la desconfianza en los partidos y en las instituciones, construidas en torno a los valores e intereses de otra época, deriva en una búsqueda de nuevos actores políticos en quienes poder creer…”. Mayo dará un empuje mayor de legitimidad, que puede constituirse en la antesala verdadera de la nueva política, vía las REFORMAS estructurales, con la visión de ESTADISTA.