Sevilla, ESPAÑA.- Ateniéndonos a los más puros cálculos geográficos y espaciales, son unos 6.500 kilómetros los que separan la ciudad de Sevilla de Santo Domingo, la capital de la República Dominicana, una ciudad de profundas convicciones católicas.
Fue en esta tierra del Nuevo Mundo donde se plantó la primera cruz, donde se celebró la primera misa, donde se recitó la primera Avemaría, y de donde partió la irradiación de la fe a las otras islas cercanas, para de ahí extenderse a tierra firme. Todo un océano, con sus marejadas, sus luces y sus culturas. Pero las distancias entre el corazón y la fe no entienden de limitaciones. Y más cuando se trata de la Semana Santa.
Hace unos meses llegó a la secretaría de la hermandad de Jesús Despojado un correo electrónico remitido por el gabinete de Carolina Mejía, alcaldesa de la capital dominicana. En concreto, dicho email lo firmaba uno de sus asistentes, que se confesaba ferviente devoto de la imagen de Jesús Despojado desde hace décadas. Es más: siempre veía la cofradía en la esquina de la calle Zaragoza con San Pablo.
Resulta que una de las estrategias prioritarias del entorno de la alcaldesa es revitalizar la actividad religiosa en Santo Domingo, tierra de hondo arraigo católico y estrecha vinculación con España. Para tal fin, se acordó oportuno acudir a la principal fuente de inspiración: Sevilla y su Semana Santa. Tanto es así que actualmente existe en Santo Domingo una réplica de la Esperanza de Triana. Y ahí nace la propuesta y el contacto con la corporación del Domingo de Ramos.
Aunque en un principio hasta se sospechó de la veracidad del correo electrónico, la propuesta resultó ser del todo cierta y se concertó una visita de la señora Mejía, que en un principio tenía estipulado visitar nuestra Semana Santa, pero su agenda institucional se lo impidió. No obstante, dado el entusiasmo de la alcaldesa y su gabinete, se consiguió cerrar una fecha y el pasado miércoles, 10 de abril, Carolina Mejía, máxima representante de una ciudad de más de cuatro millones de habitantes, se postró ante Jesús Despojado.
“Visiblemente emocionada”, en palabras de los miembros de junta allí presentes, tanto impactó la imagen -ubicada aún en el lateral de la capilla a la espera de ocupar su lugar habitual en el altar mayor- que no dudó en solicitar la inscripción como hermana. La junta de gobierno ya trabaja para resolver a la mayor brevedad todos los trámites para que Mejía, que prometió volver la próxima Semana Santa, jure las Reglas.
Sucede, además, una curiosa circunstancia. El actual capellán de la hermandad, don José Luis Benítez, estuvo veinte años como misionero en Santiago, la segunda ciudad más poblada del país. Y San Bartolomé, titular de la corporación, es el santo que da nombre a la iglesia donde contrajeron matrimonio los padres de la alcaldesa. “Coincidencia divina”, ha escrito Mejía en un tuit, que ofreció a la hermandad una imagen de la Virgen de Altagracia, protectora del pueblo dominicano y advocación a la que se consagró el primer santuario de toda América. Por parte de la hermandad, la alcaldesa como obsequio recibió un cuadro con la fotografía de su gran devoción sevillana. Un rostro abatido y dolorosamente humano, el de Jesús Despojado, que llevará esperanza y Semana Santa al otro lado del planeta.