República Dominicana y Haití forman parte de una misma Isla conocida como La Española, o como Quisqueya o Ayiti, según sus aborígenes taínos. En el siglo XV, fue colonizada por España en su parte oriental, mientras que la parte occidental estuvo bajo dominio francés. Esta división colonial creó conflictos culturales.
Para 1804, Haití (en la parte occidental) logra su independencia, pero el resto de la isla seguía gobernada por España hasta 1821, año en el que se independiza con el nombre de Estado Independiente del Haití Español. Pero su libertad duró dos meses. Su vecino Haití decidió ocupar ese territorio el 9 de febrero de 1822 y lo haría por 22 años.
Muchos recuerdan este período como un régimen militar represivo, con la expropiación de tierras a gran escala, exilios, prohibición del español y un intento de eliminar costumbres de esa parte de la isla. Pero en 1844, la sociedad secreta denominada Trinitaria, liderada por Juan Pablo Duarte, logró la separación e independencia de República Dominicana, con una frase que aún resuena entre sus habitantes.
“Nuestra Patria ha de ser libre e independiente de toda potencia extranjera o se hunde la isla”. Juan Pablo Duarte, líder independentista
Desde entonces, cada país tomó un rumbo distinto. Haití se convirtió en el país más pobre de América, mientras que República Dominicana es una de las economías de más rápido crecimiento en la región, en las últimas décadas, según el Banco Mundial.
Una desigualdad que ha provocado mayor tensión entre ambos países. Desde Haití, sumido en una inestabilidad política y de violencia, miles han buscado mejores oportunidades en el país vecino. Esta migración exacerbó discursos discriminatorios que han tenido eco incluso en políticas que gobiernos dominicanos han implementado.
Como lo sucedido en septiembre de 2013, con el dictamen del Tribunal Constitucional Dominicano que estableció que niños nacidos en su territorio no pueden tener la nacionalidad dominicana si sus padres llegaron ilegalmente. Esto se aplicó de forma retroactiva a todas las personas nacidas desde 1929, privando arbitrariamente de su nacionalidad dominicana a cientos de miles de personas de ascendencia haitiana y creando una situación de apatridia nunca antes vista en América.
“He vivido 22 años en este país y mi padre murió mientras trabajaba en los campos de caña. No tengo a dónde ir en Haití. Tengo dos hijos y mi esposa está embarazada. Así que ahora, ¿a dónde voy?”. Celiset Josef.
Aunque hubo intentos legales para la restitución de la nacionalidad, cientos de personas que nacieron en República Dominicana, de padres haitianos, aún enfrentan procesos de deportación a un país en el que nunca han estado. En 2015, el canciller del Gobierno de Danilo Medina (2012-2020), Andrés Navarro, negó la existencia de una discriminación estatal.
“Bajo ninguna circunstancia se puede establecer un juicio que diga que la República Dominicana es racista, que diga que hay políticas en la República Dominicana o que el pueblo dominicano acosa a los seres humanos por su etnia o nacionalidad”
Sin embargo, con el objetivo de reducir la migración irregular hacia su país, el actual presidente dominicano, Luis Abinader, anunció en 2021 la construcción de un muro en la frontera que comparte con Haití. Una estructura de casi 400 kilómetros de longitud. Los primeros metros de la valla ya se observan en Dajabón, uno de los principales puntos fronterizos con Haití.
La política migratoria ha exacerbado un discurso discriminatorio que los haitianos denuncian: un discurso que han mantenido los candidatos a la Presidencia para las elecciones de 2024.
Abinader busca un segundo mandato y defendió la verja que su Gobierno construye, señalando que no puede hacerse cargo de la crisis de Haití ni resolver sus problemas. Mientras que el expresidente y también candidato Leonel Fernández ha dicho que ante la inmigración ilegal se debe aplicar la ley; es decir, más deportaciones. Por su parte, el candidato Abel Martínez respaldó el proyecto del muro.
Los cierres fronterizos de parte de las autoridades dominicanas, como represalia contra la migración o medidas que ha tomado Haití, repercuten también en las economías de los cientos de comerciantes fronterizos de ambas naciones. A pesar de esta tensa relación, ha existido un apoyo humanitario, sobre todo en desastres naturales. Como lo ocurrido en Haití en 2010, el peor terremoto de su historia que contó con la ayuda inmediata de su vecino.