(Desde Washington, Estados Unidos) – Una misión policial apoyada por las Naciones Unidas (ONU) y liderada por tropas policiales de elite de Kenia desembarcará en Haití para enfrentar a las bandas criminales que controlan el ochenta por ciento de la isla caribeña.
La misión policial fue respalda por el Consejo de Seguridad de la ONU -con la abstención de China y Rusia-, pero sin la participación en el terreno de los países del G7 -Estados Unidos, Francia y Alemania, por ejemplo- y tampoco de Brasil, Colombia y México.
La Casa Blanca y el Palacio Eliseo aportarán fondos y descartaron enviar tropas a Haití. Joe Biden y Emmanuel Macron no quieren que caiga asesinado un policía propio en las calles distópicas de Puerto Príncipe.
Argentina se comprometió con Estados Unidos a enviar un hospital de campaña militar y al menos cincuenta gendarmes. Sin embargo, la iniciativa diplomática depende de su aprobación parlamentaria, un posibilidad lejana ante la situación política en ambas cámaras del Congreso.
En Haití se desconfía de las intervenciones multilaterales tras la última misión de la ONU que abandonó Puerto Príncipe dejando como secuela una epidemia de cólera y varios casos de abuso sexual.
El contingente internacional -Kenia, varias naciones africanas y un país del Caribe- enfrentará una situación compleja en Haiti, que ya es un estado fallido a merced de innumerables organizaciones delictivas que controlan la prostitución, el juego clandestino, el mercado negro, el tráfico de drogas, el lavado de dinero y el contrabando.
En la isla caribeña no hay estructura policial, y el escaso poder institucional está manos de un Consejo Presidencial de Transición, que aguarda la llegada de la misión avalada por la ONU para iniciar una contra ofensiva sobre las bandas delictivas.
El Consejo asumió por la abrupta renuncia del primer ministro Ariel Henry, que estaba prácticamente exilado en Puerto Rico. Henry envió una carta con su dimisión y jamás regreso desde los Estados Unidos.
Joe Biden recibirá mañana en el Salón Oval a su colega de Kenia, William Ruto, para agradecer su decisión política de liderar la misión policial a Haiti. Ruto es el primer mandatario africano que llega a la Casa Blanca en visita de Estado, y además de Haiti dialogará con Biden sobre la crisis de la deuda en Kenia y la negociación que emprende con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Si no hay cambios de planes, Kenia desplegaría sus primeros doscientos efectivos policiales en Haití el 23 de mayo, cuando Ruto visite a Biden en la Casa Blanca. La pretensión de la ONU es que, en su punto máximo, se llegue a 3.000 policías asignados por una docena de países.
Las tropas policiales de Kenia se encontrarán con un escenario caótico. Las pandillas tienen la intención de derrocar al Consejo Presidencial de Transición y ya demostraron su poder de fuego cuando forzaron la renuncia del premier Henry: no le perdonaron que hubiera firmado con Kenia el envío de un contingente de 1.000 efectivos para evitar que las organizaciones delictivas se apropiaran de toda la isla.
La crisis es tan profunda que el ejército de los Estados Unidos evacuó por vía aérea a todo el personal no esencial de la embajada en Haití y reforzó su seguridad exterior, mientras que la Cancillería de Alemania trasladó a diplomáticos de la Unión Europea a República Dominicana.
“Es imposible exagerar el aumento de la actividad de las pandillas en Puerto Príncipe, más allá del deterioro de la situación de los derechos humanos y la profundización de la crisis humanitaria. A principios de marzo, las pandillas organizaron ataques coordinados contra infraestructura estatal clave, incluidas múltiples comisarías de policía y dos de las prisiones principales de Puerto Príncipe, así como instalaciones educativas y sanitarias y lugares religiosos. También lanzaron varios ataques contra el Palacio Presidencial, que resultaron en feroces enfrentamientos con la Policía Nacional de Haití que provocaron múltiples bajas”, sostuvo María Isabel Salvador, representante especial del Secretario General de la ONU para Haití.
Y agregó Salvador ante el Consejo de Seguridad de la ONU: “Los enfrentamientos violentos entre las dos principales coaliciones de pandillas han resultado en asesinatos masivos de la población local y saqueo e incendio de viviendas. Las pandillas han atacado sistemáticamente la infraestructura estatal y han atacado a quienes desempeñan funciones clave en la gobernanza, incluidos jueces y agentes de policía, así como defensores de los derechos humanos y periodistas. Estos ataques han debilitado aún más las instituciones estatales y profundizado los desafíos ya críticos para el restablecimiento del estado de derecho”.
Hace casi dos semanas, un avión de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos fletado por el Comando Sur aterrizó en el aeropuerto de Toussaint Louverture con contratistas privados para preparar el desembarco de la misión de Kenia. El aeropuerto está protegido para evitar que las bandas fuercen su ocupación y compliquen la llegada del contingente policial autorizado por la ONU.
El Consejo Presidencial de Transición se reunió ayer para definir los primeros pasos de la misión liderada por Kenia. “Haití, a través de la Policía Nacional Haitiana, tendrá el control general de las operaciones de la misión sobre el terreno”, anunció el Consejo en una nota publicada en su página de Facebook.
“Todo, desde la composición, los objetivos, las reglas de enfrentamiento y los controles sanitarios de las tropas, será coordinado y supervisado por las autoridades policiales haitianas”, completó el Consejo en su comunicado oficial.
Es decir: Kenia pone las tropas, y las autoridades de Haití fijan la hoja de ruta.
En Naciones Unidas confirmaron a Infobae que el jefe de la misión ya arribó a Haiti desde Kenia, y que el Pentágono aportó diez vehículos blindados para patrullar las calles de Puerto Principe y proteger la residencia presidencial.
La operación policial comenzaría en 72 horas, adelantaron en la ONU, pese al constante hostigamiento liderado por las bandas criminales que asolan -día y noche- a Haití.