“Muy humano, muy honesto, nada pretencioso” y “muy humilde”. Así describe Oliver Stone al presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, tras retratar su vida en un nuevo documental llamado simplemente Lula, que el realizador estadounidense acaba de presentar en el Festival de Cannes.
“Nos metemos en esta historia porque le meten en la cárcel, lo que es escandaloso, le meten en la cárcel básicamente sin pruebas”, al día siguiente de haber estrenado su nueva película, fuera de competición, en el certamen de Cannes.
Stone quien a lo largo de su carrera ha seguido a numerosos líderes de la izquierda latinoamericana, como Evo Morales (Bolivia) o Néstor y Cristina Kirchner (Argentina), muestra en Lula una admiración personal e ideológica sin ambages por el líder brasileño.
Lo conoció por primera vez en 2009, cuando filmaba el documental South of the border (Al sur de la frontera) y lo recuerda como un “hombre de paz”.
Lula se encontraba entonces en su segundo mandato y había logrado importantes reformas en Brasil, desde su ascensión al poder en 2003, hasta convertir al país en una gran potencia económica que también fomentaba la emancipación social de los sectores más vulnerables de la sociedad.
“Sacó a 30 millones de personas de la pobreza y, cuando dejó el cargo, tenía un índice de aprobación del 80 %. También era un hombre de paz y buscaba la paz en el mundo. Muy amado. Y lo que pasó después fue toda una historia”, argumenta Stone.
El político brasileño, que venía del sindicalismo metalúrgico, conocía bien ese entorno de pobreza, ya que como recuerda el documental de Stone, Lula fue el primer político en llegar a la Jefatura de Estado brasileña tras haber nacido en la miseria.
“Los altos y bajos de su vida, si no fuera porque son reales, nadie se los creería si crearas un personaje de ficción como Lula”, apunta, por su parte, Rob Wilson, codirector junto a Stone de la película.