Según un informe del Ministerio de Seguridad ( Minseg) en los primeros siete días de julio, tras la posesión del nuevo Gobierno de José Raúl Mulino, cruzaron la peligrosa jungla en la frontera con Colombia, unos siete mil 245 viajeros irregulares.
Estadísticas del Servicio Nacional de Migración indican que en el mes de julio de 2023, pasaron por ese territorio 55 mil 387 personas y en todo el año pasado se alcanzaron cifras récord del tránsito con 520 mil 85, de ellas un 20 por ciento infantes.
Entre los caminantes sobresalen venezolanos, colombianos ecuatorianos, haitianos y chinos , precisaron, que luego son trasladados en ómnibus hasta la ciudad Neily, Costa Rica, como parte del acuerdo que mantienen Panamá y el país vecino para continuar la ruta hacia el norte.
La víspera, el ministro de Seguridad, Frank Ábrego, confirmó que se cerraron entre cuatro y cinco pasos por donde ingresaban migrantes irregulares a Panamá, conducidos por coyotes, desde Colombia.
El funcionario señaló que el propósito es disminuir la cantidad de personas que transitan irregularmente por la selva de Darién, y habilitar un corredor humanitario vigilado por uniformados para evitar que los migrantes sean asaltados, hurtados o violados en el camino.
El paso humanitario inicia en Cañas Blancas, sigue por el Río Turquesa, pasa por Bajo Chiquito y llega a la población de Lajas Blancas, donde son atendidos por organismos internacionales como la Cruz Roja y el Fono de las Naciones Unidas para la Infancia, entre otros.
Uno de los inconvenientes que han tenido las autoridades panameñas, señaló, es que muchos de estos migrantes no mantienen documentos de identidad personal, por lo que se ha tenido que recurrir a sus huellas dactilares – oculares y se logró detectar hasta tres mil personas vinculadas a distintos delitos.
El nuevo Gobierno de Panamá ha anunciado que comenzaría en breve operaciones de deportación de los migrantes a sus países de origen, sin ofrecer más detalles.