El senador estadounidense Bob Menendez fue declarado culpable el martes de los 16 cargos penales a los que se enfrentaba en su juicio por corrupción por un jurado de un tribunal federal de Manhattan, completando así la dramática caída del otrora poderoso demócrata de Nueva Jersey.
El jurado deliberó durante más de 12 horas a lo largo de tres días antes de llegar a un veredicto en un juicio que había durado nueve semanas. Menéndez, de 70 años, se había declarado inocente de los cargos, que incluían soborno, actuación como agente extranjero y obstrucción a la justicia.
El juicio se centró en lo que los fiscales federales denominaron varios esquemas de soborno superpuestos en los que el senador y su esposa Nadine Menéndez aceptaron cientos de miles de dólares en efectivo, lingotes de oro y pagos de automóviles e hipotecas de tres empresarios que querían su ayuda.
A cambio de los sobornos, Menéndez ayudó a canalizar miles de millones de dólares en ayuda estadounidense a Egipto, donde uno de los empresarios, Wael Hana, tenía vínculos con funcionarios del Gobierno, según los fiscales. Menéndez también fue acusado de tratar de influir en las investigaciones penales de otros dos empresarios, Fred Daibes y José Uribe.
Hana y Daibes fueron coacusados en el juicio del senador y también fueron condenados por cada uno de los cargos que se les imputaban. Uribe se declaró culpable y declaró como testigo de cargo contra Menéndez.
Menéndez se enfrentó anteriormente a cargos de corrupción, pero ese caso terminó en un juicio nulo en 2017 en Nueva Jersey por un conjunto más reducido de acusaciones.
Menéndez dimitió como presidente de la influyente Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos tras ser acusado el pasado septiembre, pero se ha resistido a las peticiones de dimisión de sus compañeros demócratas. Se presenta como candidato independiente a la reelección en noviembre, pero se considera que tiene pocas posibilidades de ganar.
Durante el juicio, se entregaron a los miembros del jurado algunos de los lingotes de oro que los agentes federales incautaron en la casa de Nueva Jersey que el senador compartía con su esposa. Los agentes también encontraron más de 480.000 dólares en efectivo, algunos de ellos metidos en sobres dentro de una chaqueta con el nombre del senador.
Los abogados defensores argumentaron que la defensa de Menéndez de los empresarios de su estado era una actividad normal para un senador, y trataron de culpar a su esposa, a quien los fiscales describieron como intermediaria para los sobornos. Los abogados defensores señalaron que los lingotes de oro se encontraron en el armario de ella. Sostuvieron que ambos llevaban vidas muy separadas y que ella mantenía a su marido al margen de sus finanzas.
La defensa también afirmó que durante décadas el senador retiró dinero en efectivo de los bancos y lo guardó en su casa. Su hermana mayor testificó que adquirió el hábito de sus padres, que huyeron de Cuba con dinero en efectivo que su padre había guardado en un reloj.
Nadine Menéndez será juzgada por separado más adelante. No ha asistido al juicio de su marido tras serle diagnosticado un cáncer de mama.