Durante la prolongada Era de Trujillo (1930-1961) San Cristóbal estuvo en todo momento bajo el manto protector del jefe del Estado, quien la visitaba hasta dos veces a la semana, pernoctaba en ella y construyó múltiples obras, provocando que la ciudad se convirtiera en segunda capital política.
Tras la desaparición de la dictadura, esta población vio encumbrado durante algún tiempo como Secretario de Estado de la Presidencia a uno de sus hijos, Mario Read Vittini.
Subió Joaquín Balaguer en 1966 y en un primer lapso, hasta 1978, San Cristóbal tuvo un militar con verdadero mando e influencia, desde distintas posiciones (como Neit Nivar Seijas), un presidente del Senado (Adriano Uribe Silva) y un secretario de Estado de Salud Pública luego director del Instituto Dominicano de Seguros Sociales (Héctor Pereyra Ariza).
Ascendió el Partido Revolucionario Dominicano (1978-1986) y San Cristóbal tuvo durante algún tiempo un director de la Autoridad Portuaria Dominicana (Domingo P. Rojas Nina) quien en algo favoreció a sus coterráneos.
Volvió Balaguer al poder (1986-1996) y los sancristobalenses solo tuvieron en puestos cimeros -por corto tiempo- a Raymundo Roig (en Autoridad Portuaria y el Instituto de Recursos Hidráulicos), Temístocles Metz (Secretaría de Deportes), José Osvaldo Leger (presidencia del Senado) y a Víctor Hugo Hernández (Instituto Agrario Dominicano y Secretaría de Estado de Agricultura).
PLD
Se afianzó el PLD en cinco períodos (tres de Leonel Fernández y dos de Danilo Medina) y San Cristóbal tuvo como figura influyente todo el tiempo a Temístocles Montás (Corporación Dominicana de Electricidad y ministerios de Economía, Planificación y Desarrollo y de Industria y Comercio) y en períodos registró a Rafael Suero y Demetrio Lluberes en Egehid (Empresa de Generación Hidroeléctrica Dominicana) y a Julián Santana Araujo en Eted (Empresa de Transmisión Eléctrica Dominicana), posiciones capaces de ofrecer empleos.
En el gobierno de Hipólito Mejía (2000-2004) al único sancristobalense influyente que recuerdo es a Aníbal García Duvergé (Autoridad Portuaria Dominicana).
Satisfacción
Los pueblos van sufriendo cambios por distintas razones y sus figuras emergentes -sea que residan en el lar nativo o en la capital de la república- van cambiando y a veces escasean los prominentes y con estelaridad (en política, cultura, ciencia, etc).
Es así como en la actual etapa del PRM, que comenzó en el 2020, San Cristóbal solo tiene un hijo en un puesto importante, quien ha sido para la población especie de “paño de lágrimas”, como dice la vieja expresión popular.
Se trata de Rafael Salazar Rodríguez, con el cargo de administrador de la Empresa de Generación Hidroeléctrica Dominicana (Egehid), que alberga en puestos de trabajo a muchos sancristoberos y realiza múltiples obras menores en el radio provincial.
En los últimos cuatro años toda actividad cultural, deportiva y nutritiva para la comunidad que se realiza en San Cristobal recibe la inyección de Egehid, que tiene funciones específicas en el campo de la generación de energía, pero que es usada por el Presidente de la República para satisfacer necesidades diversas populares de todo el país.
Ya lo hemos dicho en otras ocasiones: en lo atinente a San Cristóbal, Salazar es un especie de parrarayos de todas las necesidades de la colectividad. Ha escuchado con atención sin tomar en cuenta partidarismo político y resuelve con efectividad.
Quien desee escudriñar -para comprobar que no son palabras que se lleva el viento- puede hacerlo yendo a la carretera Cambita-Los Cacaos, al canal Nizao-Najayo, al puente del arroyo Los Calimetes (en el centro urbano del municipio de Los Cacaos) o al centro comunal de Cambita El Cruce..
Pero también puede ir al centro de capacitación de Infotep en Nizao, al barrio 5 de abril de San Cristóbal; al club Sol Naciente de Sainaguá, a la iglesia Sagrado Corazón de Jesús de Cambita Garabitos o al liceo Pablo Claudio de San Cristóbal.
A cualquier lugar que vaya -y hay otros más- se verá frentes de trabajo concretos, fruto de decisiones del Presidente Abinader materializadas con el libro en las manos.