Santo Domingo.-El Gobierno, que se sentía blindado por su aplastante mayoría congresional, ha comenzado a mostrar flexibilidad con la reforma fiscal, debido a los demonios que ha comenzado a despertar.
El ministro de Hacienda, Jochi Vicente, que presentó el proyecto la semana pasada con mucha seguridad de que era la receta adecuada, ya este lunes fue presuroso al Congreso a dejar saber que están en disposición de enmendar si se entiende que "cometimos un error garrafal".
Pero como si eso no fuera suficiente, el presidente de la República, Luis Abinader, aprovechó el mismo escenario donde se presentó la reforma, para hacer saber que algunas de las propuestas “deben ser revisadas”.
La flexibilización del Gobierno es sin dudas producto del rechazo geralizado algunas de las propuestas que contiene el proyecto de “Ley de Modernización Fiscal”, cómo ha decidido llamarla en un intento de que cayera bien en la población.
Con sólo ocho días de presentada, la reforma ha provocado una corriente de opinión pública desfavorable en sectores que serían afectados, en economistas, comunicadores y dirigentes políticos de oposición.
Pero otros sectores se han ido más profundo y montaron una vigilia en el Congreso Nacional, mientras que residenciales han vuelto a despertar los cacerolazs, recurso que se atribuye a la clase media y a la media alta, que no se suma a paralizaciones.
En tanto que grupos populares y sociales convocaron una huelga por 48 horas en San Francisco de Macorís para la próxima semana.
La reforma fiscal ha recibido calificativos muy duros y esto se atribuye a las propuestas de aumentar impuestos, que principalmente castigaríann a la clase media y a los más pobres.