Detallan productos y valor que actualmente pagan en impuesto selectivo al consumo

Santo Domingo, RD.- Una tabla presentada por el Centro Regional de Estrategias Economicas Sostenibles, CREES, indica que el Impuesto Selectivo al Consumo (ISC) es un tributo que grava ciertos bienes, tanto de producción local como importados, que el Estado considera como de lujo o que pueden tener efectos nocivos para la salud y el medio ambiente, y detalla como actualmente en la República Dominicana, muchos de los bienes gravados son de uso cotidiano por hogares y empresas.

Por ejemplo, si un hogar desea adquirir un televisor o un aire acondicionado, productos que están gravados con una tasa del 10% y 20% respectivamente, el costo final que pagarán será considerablemente mayor. Esto no solo afecta el presupuesto familiar, sino que también limita el acceso de muchas personas a estos bienes comunes en la vida cotidiana, lo que puede incentivar a los hogares a recurrir a mercados ilícitos.

En el caso de las empresas, también se ven afectadas. Un ejemplo son las pequeñas empresas y talleres artesanales que producen bisutería, un producto común en la República Dominicana. La tasa del 20% del ISC provoca una disminución de la rentabilidad de estos negocios, ya que la empresa debe asumir el impuesto dentro de sus costos o, en caso de poder trasladarlo al precio final, esto reduciría sus ventas, incentivando a algunas empresas a operar en la informalidad.

De igual manera, sectores como el turismo, uno de los motores económicos del país, también sienten el efecto del ISC. El impuesto genera un aumento de los precios de bienes comúnmente utilizados por hoteles y establecimientos turísticos, como calentadores eléctricos de agua o hornos de cocina, y muchos bienes usados para el equipamiento de las habitaciones, incrementando sus costos operativos, lo que puede afectar su capacidad de competir frente a otros destinos.

Este tributo incrementa los costos de vivir y hacer negocios en la República Dominicana, ya que grava productos de uso común tanto para los hogares como para las empresas. Esto no solo encarece la vida diaria de las familias, sino que también aumenta los costos operativos de las empresas, lo que en algunos casos puede incentivar la informalidad.