PUNTA CANA, LA ALTAGRACIA.-Esta importante zona turística de la Republica Dominicana ha sido seleccionada como sede de la X Décima Cumbre de las Américas, que reunirá el próximo año en el país a los presidentes de Estados Unidos, Canadá y del hemisferio occidental.
La reunión cimera esta prevista a ser inaugurada durante la primera semana de diciembre de 2025 en Punta Cana, y a la misma han siso convocados por mandatarios signatarios, así como representantes de la Organización de Estados Americano, la CEPAL, SISCA y otros organismo internacionales incluyendo Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial.
Previo a la cita, el país acoge desde este año en distintas ciudades foros regionales sobre los temas de agenda.
El presidente Luis Abinader ha aprovechado su ofensiva diplomática para formalizar las invitaciones a los mandatarios de la región, incluyendo al presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump.
Para este próximo mes de diciembre, Punta Cana también será sede del trigésimo aniversario de la Cumbre de las Américas, previsto para los días 11 y 12 como parte de “un momento para reflexionar sobre las lecciones aprendidas en las nueve cumbres anteriores”.
El ex presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, aceptó ser el orador principal de ese evento.
HISTORIAS CUMBRES
Las Cumbres de las Américas son lreuniones de jefes de Estado y de gobierno de los Estados soberanos de América que tienen lugar desde 1994 cada un promedio de tres años para tratar asuntos políticos compartidos, afirmar valores comunes y comprometerse a acciones concertadas a nivel nacional y regional con el fin de hacer frente a desafíos presentes y futuros que enfrenta el continente.
Desde el inicio del Proceso de Cumbres, los Jefes de Estado y de Gobierno han establecido una amplia variedad de prioridades que abordan adecuadamente las prioridades y necesidades de los pueblos del Hemisferio.
La democracia siempre ha sido un tema central en las Cumbres a pesar de la heterogeneidad de los temas de la Cumbre, estos han sido tratados de acuerdo a las necesidades y preocupaciones de los Estados miembros, incluida la construcción de una comunidad hemisférica democrática, la preservación y el fortalecimiento del sistema democrático, la buena gobernanza, y la interrelación entre la democracia y las cuestiones socioeconómicas.
Con el objetivo de mejorar el proceso de las Cumbres, la Secretaría de Cumbres de las Américas ha trabajado activa y conjuntamente con la Secretaria General y los Estados miembros y ha preparado un Sistema de Seguimiento de los Mandatos de las Cumbres de las Américas.
El sistema de seguimiento es un mecanismo que provee a los Estados miembros las herramientas para facilitar el logro de las metas establecidas en los Mandatos.
En 1889, durante la Primera Conferencia Internacional Americana, los gobiernos decidieron establecer la Oficina Comercial de las Repúblicas Americanas, predecesora de la Unión Panamericana y que luego, en 1948, daría paso a la Organización de los Estados Americanos (OEA). En una primera etapa, las conferencias interamericanas impulsaron la evolución del Derecho Interamericano, a través de la suscripción de convenciones y acuerdos en temas tan diversos como comercio, aguas internacionales, derecho de asilo, arbitraje, correos, asuntos consulares, así como la adopción de tratados sobre principios, prácticos y procedimientos de derecho internacional privado y público.
Esa primera fase del multilateralismo regional, caracterizado por el desarrollo del Derecho Internacional Interamericano, duró hasta los primeros años después de la Segunda Guerra Mundial.
En una segunda etapa, la agenda regional fue profundamente influenciada por la confrontación ideológica de los años de la Guerra Fría y el sistema interamericano subordinó los principios y valores políticos de la democracia a intereses de seguridad regional.
Durante este período, dos Cumbres Presidenciales con la participación de 19 países de la región tuvieron lugar en Ciudad de Panamá, Panamá, en 1956 y en Punta del Este,
Uruguay, en 1967. La Cumbre de Panamá culminó en una Declaración que instaba a un esfuerzo cooperativo para promover la libertad humana y aumentar el nivel de vida.
La Cumbre de Punta del Este (1967) tenía por objetivo el fortalecimiento la Alianza para el Progreso, una iniciativa del Presidente Kennedy para promover el desarrollo y las relaciones pacíficas en las Américas. La OEA coauspició el evento junto con Uruguay, y la Cumbre dio origen a la Declaración de los Presidentes de América que estableció diversos objetivos, incluyendo la creación para 1980 del Mercado Común para América Latina, excluyendo a los Estados Unidos, y la promoción de la cooperación multilateral en el desarrollo de infraestructuras, agricultura, control de armas y educación.
Hacia la década de 1990, el clima político, económico y social de las Américas había cambiado significativamente.
De la desconfianza y la confrontación que caracterizó el período de la Guerra Fría, la región pasó a construir una nueva agenda basada en tres consensos fundamentales: democracia, libre mercado y la necesidad de fortalecer el multilateralismo en la región, como respuesta al fenómeno de la globalización.
La existencia de esas referencias políticas y económicas comunes abrieron paso a un vasto proyecto de cooperación política e integración económica en el hemisferio, desde Canadá hasta Argentina, que decanta con la Primera Cumbre de las Américas de Miami de 1994.
Las negociaciones preparatorias de la Primera Cumbre se hicieron al margen de la OEA, pues se consideraba, en ese momento, que la Organización, requería profundas reformas y una reorientación de sus objetivos estratégicos a la luz de las nuevas condiciones del sistema internacional.
Así, a diferencia de las Cumbres que tienen lugar en otras regiones del mundo como Europa o África, las Cumbres de las Américas no son un proceso institucional de la organización regional, sino que constituyen un proceso entre los Estados participantes.
Sin embargo, la Secretaría General de la OEA, a través de la Secretaría de Cumbres de las Américas oficia como secretaría técnica y memoria institucional del Proceso de Cumbres, en virtud del mandato adoptado en la Segunda Cumbre de Santiago de Chile.