El rapero estadounidense Sean Combs, conocido artísticamente como P. Diddy, se gastó medio millón de dólares en organizar una fiesta en una habitación decorada con espejos montados en las paredes y en el techo, a fin de poder tener una mejor vista de todo lo que ocurría dentro, reporta The New York Post, que cita a un planificador quien trabajó con el rapero a principios y mediados de la década de 2000.
"Allá donde mirases, te veías reflejado una y otra vez", describió la persona el ambiente de la fiesta organizada en la mansión de Combs, que —asegura— fue planificada por el rapero solamente una vez, después de lo cual los espejos fueron retirados. "Puedes imaginar cómo sería si la gente estaba desnuda y teniendo sexo en el suelo, en los sillones, donde sea", contó la fuente, precisando que los 500.000 dólares que costó organizar aquella fiesta no preocupaban a Combs, ya que el dinero no era un obstáculo para él.
"Definitivamente, quería transmitir la sensación de que, allí donde mirases, había sexo. Era un libertinaje sin fin", comentó el planificador. Además, explicó que en las fiestas había "buena comida, alcohol, bailarines, acróbatas y modelos" y que muchas veces se llevaban "animales vivos". "Contrataba tanto a hombres como a mujeres que se hacían llamar 'modelos', pero parecía obvio, al menos para mí, que, en realidad, eran trabajadores sexuales", aseguró.
Según la acusación, en los espectáculos sexuales que habría organizado P. Diddy, conocidos como ’freaks offs', participaban trabajadores sexuales masculinos y femeninos que eran coaccionados para mantener sexo durante largas jornadas en las que se consumían drogas en abundancia.
Los abogados de Combs denunciaron recientemente "el diluvio de publicidad indebida antes del juicio" y han solicitado al juez federal que supervisa su caso que ordene a los posibles testigos que guarden silencio. Sin embargo, el juez rechazó este viernes esta petición, alegando que sus preocupaciones no pesan más que el derecho de una presunta víctima a la libertad de expresión.