Los empleados de la campaña de la excandidata demócrata Kamala Harris temen no ser pagados en medio de informaciones sobre una posible deuda de 20 millones de dólares que se habría invertido en conciertos organizados en estados clave durante la carrera presidencial, recoge The New York Post.
Los conciertos de la noche del 4 de noviembre, que tuvieron un "efecto devastador" en la situación financiera de la campaña de Harris, pueden ser la razón de que los involucrados en los eventos no recibirán su pago, dijeron al medio miembros del equipo electoral de la vicepresidente.
"Tenían enormes equipos de avanzada para estos conciertos, de 40 a 60 personas en algunas ciudades", por lo que, dijo una fuente al medio, reina cierta preocupación ante un posible impacto financiero. "Estoy seguro de que los proveedores pronto empezarán a enojarse", agregó el informante, señalando que, si bien los pagos al personal no parecen verse afectados por ahora, los reembolsos de gastos aún están pendientes. Otra fuente calificó la situación de "verdadero mal uso de fondos", que —sugiere— "podrían haberse gastado mejor en anuncios que expusieran políticas económicas" para los votantes preocupados por la inflación y las altas tasas de interés.
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Según la Comisión Federal Electoral (FEC), hasta el 16 de octubre, la campaña oficial de Harris había recaudado más de 1.000 millones de dólares, incluida la etapa de Joe Biden, que abandonó la contienda en julio. Durante ese periodo, gastó 900 millones, aproximadamente. En ese mismo tiempo, según el organismo, la campaña oficial de Donald Trump recaudó 388 millones y gastó 345 millones. Forbes informó que la campaña de Harris disponía de 118 millones en efectivo, frente a los 36,2 millones de Trump para el 16 de octubre.