ANKARA. – Decenas de miles de personas se congregaron este sábado en Ankara para protestar contra el nuevo salario mínimo de 22.104 liras (604 euros), publicado recientemente en el boletín oficial del Estado, y exigir la dimisión del Gobierno. Convocados por sindicatos y partidos de la oposición, los manifestantes denunciaron que el aumento del 30 % respecto al salario vigente en 2024 no compensa la alta inflación, que en noviembre pasado alcanzó el 47 % interanual.
"Rechazamos este salario, 22.000 liras son un sueldo de miseria", expresó Özgür Özel, dirigente del partido socialdemócrata CHP, el mayor de la oposición, durante la manifestación en la plaza Tandogan, en el centro de Ankara. Entre gritos de "Gobierno, dimisión", los sindicatos destacaron la pérdida de poder adquisitivo de la población.
Ilhan Cihaner, exfiscal y antiguo diputado, subrayó que el salario mínimo afecta a más de la mitad de los trabajadores del país, una cifra mucho mayor que la media de la Unión Europea, donde solo el 9 % vive con el salario mínimo. "Esto es una tragedia", afirmó.
Onursal Adigüzel, alcalde del distrito de Atasehir en Estambul, criticó que "en la mayor parte de Estambul, no se puede alquilar una vivienda modesta con este salario. Si paga el alquiler, ¿qué puede comer la familia el resto del mes? Este salario está por debajo del umbral del hambre", declaró.
Mientras tanto, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, justificó el salario mínimo durante un discurso en un congreso provincial de su partido AKP en Bursa, argumentando que es necesario para evitar despidos. "Nosotros solo fijamos el mínimo. Si los empresarios quieren pagar más, pueden hacerlo. No se lo impedimos", afirmó Erdogan, quien lleva 22 años en el poder.
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Erdogan también aseguró que su gobierno trabaja para reducir la inflación y pronosticó que, salvo circunstancias extraordinarias, esta se reducirá al 21 % interanual en 2025. Asimismo, instó a la ciudadanía a "boicotear los precios inflados", indicando que "los productos que no encuentran comprador no tienen valor".
El alto coste de la vida en Turquía, con precios comparables o superiores a los de España, continúa siendo un desafío para la población, mientras el debate sobre el salario mínimo sigue encendiendo los ánimos en el país.