La Cepal cita en un reciente informe, tres trampas que frenan el desarrollo en América Latina y el Caribe

Santiago de Chile.-. La alta desigualdad, la baja movilidad social y débil cohesión, así como las bajas capacidades institucionales y débil gobernanza son las tres trampas que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) identifica constituyen retos para este año 2025 y que frenan el desarrollo en la región.

De acuerdo a la agencia de la Organización de las Naciones Unidas con sede en Chile, esas tres trampas son enormes obstáculos para construir un futuro más productivo, inclusivo y sostenible.

Considera que no sería exagerado afirmar que la región atraviesa por una crisis del desarrollo.

En su informe “América Latina y el Caribe ante las trampas del desarrollo: Transformaciones indispensables y cómo gestionarlas”, la Cepal señala que, además de esas trampas, América Latina y el Caribe enfrentan el reto del cambio climático y de promover un desarrollo ambientalmente sostenible.

Esta crisis de desarrollo –insiste el organismo- coincide e interactúa con un contexto internacional que ha cambiado significativamente en la última década, “tanto en términos geoeconómicos como geopolíticos, y que se encuentran en transición hacia nuevas reglas del comercio y la inversión”:

Según la visión de los técnicos de la Cepal, el nuevo contexto internacional presenta retos y oportunidades para los países de la región,

 “La confluencia de una globalización en proceso de redefinición y las tendencias tecnológicas, demográficas, climáticas y geopolíticas asociadas, con las tres trampas del desarrollo y el legado histórico de brechas que la región no ha podido superar, plantea la necesidad de un pensamiento nuevo y creativo sobre cómo salir de las trampas y cerrar las brechas”, sostienen en el informe elaborado en octubre del año pasado.

Con ocasión de su cuadragésimo período de sesiones, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) presentó a los países algunas innovaciones en cuanto al diagnóstico y las formas de enfrentar los desafíos del desarrollo regionales. En cuanto al diagnóstico, se identifican las tres trampas mencionadas y un decálogo de brechas de desarrollo, algunas de las cuales están alineadas con las trampas.

En cuanto al “qué” hacer, se sugieren 11 grandes transformaciones que se consideran indispensables para avanzar hacia un desarrollo más productivo, inclusivo y sostenible. De estas, se han seleccionado tres para un análisis en profundidad, con énfasis en “cómo” lograrlas: i) la gran transformación productiva para lograr un crecimiento más alto, sostenido, inclusivo y sostenible; ii) la gran transformación consistente en reducir la desigualdad y promover la inclusión y la movilidad social, iii) la gran transformación consistente en impulsar la sostenibilidad y combatir el cambio climático.

La Cepal indica en el informe que la historia de reformas en América Latina y el Caribe para transformar diversos aspectos de los patrones de desarrollo es larga, incluidas estrategias lideradas por el Estado hasta estrategias que confían en el poder de los mercados, la desregulación y la apertura económica.

Expresó que la dicotomía Estado-mercado no ofrece soluciones adecuadas y puede ser incluso dañina a la hora de pensar en las condiciones y los procesos de transformación, porque simplifica la complejidad de estos procesos y puede derivar en discusiones más ideológicas que prácticas.

“Por esta razón, como respuesta al ‘cómo’, en lugar de una discusión centrada en la dicotomía Estado-mercado, se invita a tener una conversación más pragmática sobre la manera de gestionar las transformaciones en cuanto a las formas y características de la gobernanza de las transformaciones en cada área, las capacidades técnicas, operativas, políticas y prospectivas de las instituciones encargadas de dichas transformaciones, los espacios de diálogo social y la economía política de las reformas”, agregó el organismo de las Naciones Unidas.

 Entre sus conclusiones sobre estos temas, la Cepal dice que las capacidades institucionales del Estado, y la interacción y el diálogo entre actores estatales y no estatales inciden en la eficacia de las políticas y en el logro de las transformaciones.