Con un homenaje sinfónico a D’Arienzo y diversas e interesantes iniciativas, el histórico escenario de la calle Maipú por donde pasaron Troilo, Manzi, Mores y Contursi festeja nueve décadas de historia.
En la plena década infame, cuando la ciudad de Buenos Aires parecía sumida en las sombras de la incertidumbre, un resplandor de música, pasión y emoción surgió desde los rincones más oscuros de la capital. En ese magma vibrante, se filtraba el tango, esa expresión cultural tan porteña como única.
Fundado en 1935 por Juan Leslie Sala, este emblemático cabaré se convirtió en un refugio de la música popular, un lugar donde se fundieron el arte, la vida y las emociones más profundas. Hoy, en 2025, el Salón Marabú celebra con orgullo sus 90 años de historia, marcado por momentos de esplendor y por la huella imborrable de figuras que trascendieron generaciones.
El Salón Marabú fue testigo de noches históricas. En su escenario, bajo la tenue luz de la época, se dieron cita orquestas legendarias y voces inolvidables. Allí, Aníbal Troilo y su orquesta, acompañados por el cantor Francisco Fiorentino, marcaron el debut de su colaboración en 1937, mientras que en 1938 Rodolfo Biagi encantaba con su música.
Fue lugar en el que Carlos Di Sarli presentó al joven Roberto Rufino, quien más tarde se convertiría en una de las voces más representativas del tango.
El salón, con su elegante decoración art déco y su pista de baile rodeada de mesas y barras, no solo fue un escenario de música, sino también un lugar donde nacieron historias que dieron vida a tangos inolvidables.
Una de esas historias, cargada de melancolía y pasión, inspiró la creación de "Como dos extraños", el célebre tango compuesto por José María Contursi y Pedro Láurenz, cuyo relato dramático de un encuentro perdido sigue conmoviendo hasta el día de hoy.
Un testigo de generaciones
A lo largo de los años, el Salón Marabú fue un testigo privilegiado de la historia del tango y de las generaciones que lo vivieron. Tras su época de esplendor, el salón cerró sus puertas a mediados de los años 60, dejando en el aire un eco de nostalgia. Sin embargo, su espíritu nunca se apagó.
En 1984, el Marabú reabrió brevemente con una presentación de Osvaldo Pugliese, pero fue un cierre definitivo lo que lo llevó a desaparecer del radar de muchos.
Pero como el tango mismo, el Salón Marabú no murió. En 2017, rescatado del olvido por la Fundación Internacional de Tango Argentino, el Marabú renació con una nueva vida, como una milonga revitalizada y renovada, con un sonido de vanguardia y un espacio modernizado, pero sin perder su esencia de siempre.
Hoy, al celebrar sus 90 años, el Salón Marabú es un emblema de la historia del tango porteño, un monumento vivo a las melodías que marcaron la vida de una ciudad y sus habitantes. Y sigue siendo, como en sus mejores tiempos, un lugar donde las emociones se bailan, se sienten y se cantan con el corazón en la mano.
El aniversario del Salón Marabú también será la ocasión para rendir homenaje a Joe Fish, titular de la Fundación Internacional de Tango Argentino y principal responsable de la restauración y reapertura del mítico salón en 2017.
Fish será reconocido como Personalidad Destacada de la Cultura por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires en un acto que se llevará a cabo el 7 de marzo en el Salón Dorado del edificio ubicado en Perú 160.El aniversario del Salón Marabú también será la ocasión para rendir homenaje a Joe Fish, titular de la Fundación Internacional de Tango Argentino y principal responsable de la restauración y reapertura del mítico salón en 2017 (Foto: Maximiliano Luna)
En septiembre de 2023, el magnate británico fue distinguido por la Legislatura de Buenos Aires por comprar el Salón Marabú antes de que lo remataran y devolverle el esplendor que supieron darle Troilo, Manzi, Mores, Contursi y Darienzo. Todos los años organiza el festival de tango más importante de Estados Unidos y con su Fundación lleva realizados más de una docena de documentales.
Inglés de nacimiento, habitante por adopción de Stowe, un pueblo de cuatro mil habitantes en el estado de Vermont, Estados Unidos, Fish lleva con orgullo su amor por el tango. Todo empezó hace más de cuarenta años cuando su novia le propuso ir a ver Tango Argentino al Teatro Sadler’s Wells, en Londres.