Santo Domingo. – Cada 8 de marzo, se conmemora en todo el mundo el Día Internacional de la Mujer, una fecha que simboliza décadas de lucha, resistencia y reivindicación de derechos fundamentales para las mujeres. Aunque la ONU comenzó a celebrar este día en 1975 y, dos años después, lo proclamó oficialmente, la raíz de esta conmemoración se remonta mucho más atrás, a las primeras manifestaciones organizadas por las mujeres a comienzos del siglo XX, particularmente en Europa. En esos primeros momentos, las mujeres exigían, entre otras cosas, el derecho al voto, mejores condiciones laborales y, sobre todo, la igualdad de derechos con los hombres.
La lucha de las mujeres ha trascendido fronteras nacionales y ha superado las diferencias étnicas, lingüísticas, culturales, económicas y políticas. A lo largo de más de noventa años, las voces de las mujeres de todos los continentes se han unido en este día para recordar los avances conseguidos y, al mismo tiempo, visibilizar las desigualdades y las luchas que aún persisten en diversas partes del mundo.
El Día Internacional de la Mujer no solo reconoce los logros de las mujeres actuales, sino que también tiene sus raíces en una lucha histórica que se remonta a tiempos remotos. En la antigua Grecia, por ejemplo, la obra de Aristófanes Lisístrata narraba la historia de una mujer que, como forma de protesta, iniciaba una huelga sexual para forzar a los hombres a poner fin a la guerra. Aunque se trataba de una representación teatral, simbolizaba la capacidad de las mujeres para organizarse y luchar por lo que creían justo.
En la Revolución Francesa, cuando las mujeres parisinas marcharon hacia Versalles exigiendo el cumplimiento de los ideales de "libertad, igualdad y fraternidad", la demanda por el sufragio femenino se sumó al grito de justicia social. Las mujeres, entonces y ahora, han sido protagonistas en momentos históricos cruciales, exigiendo su derecho a participar en la sociedad en pie de igualdad con los hombres.
Hoy en día, el 8 de marzo es mucho más que una fecha para recordar el pasado. Es un recordatorio del poder transformador de las mujeres en la historia. Mujeres comunes, de todas las clases sociales, razas y religiones, han sido y continúan siendo los artífices del cambio.