El gobierno del Reino Unido ha calificado como “decepcionantes” los aranceles impuestos por Donald Trump a las importaciones de acero y aluminio, aunque ha decidido no tomar medidas de represalia por el momento.
El secretario de Negocios y Comercio, Jonathan Reynolds, advirtió que no se descartan futuras acciones, subrayando que el gobierno continuará negociando con Washington para proteger los intereses comerciales británicos.
“Mantendremos todas las opciones sobre la mesa y no dudaremos en responder si es necesario”, afirmó Reynolds, quien también destacó la intención del Reino Unido de llegar a un acuerdo económico con Estados Unidos para eliminar estos aranceles que afectan a las empresas británicas.
Por su parte, el ministro de Hacienda, James Murray, reiteró que el Reino Unido se reserva el derecho de tomar medidas, aunque evitó adelantar posibles acciones.
La postura británica, más cautelosa que la de la Unión Europea, se diferencia de la respuesta de Bruselas, que ya ha impuesto impuestos a productos estadounidenses como el bourbon, la manteca de maní y los jeans.
La industria del acero británico, que representa solo el 0,1% del PIB, se ve especialmente afectada, con la crisis más grave en Port Talbot, Gales, donde miles de empleos están en peligro. En 2024, el Reino Unido exportó 180.000 toneladas métricas de acero a Estados Unidos, lo que representó el 7% del total de exportaciones británicas en volumen y el 9% en valor. El mercado estadounidense también es crucial para la industria del aluminio, representando el 10% de sus ventas exteriores.
El primer ministro Keir Starmer ha buscado fortalecer la relación con Trump, buscando evitar más sanciones comerciales y avanzar en un acuerdo comercial que ha estado estancado durante años.