Mandalay, Birmania.-. A cinco días del devastador terremoto de 7.7 grados aún quedan las secuelas en este país asiático: 2,900 fallecidos, es la cifra más reciente de víctimas, mientras siguen las labores de rescate en procura de posibles sobrevivientes entre los escombros, con pocas probabilidades de éxito.
Se teme que los muertos puedan llegar hasta las diez mil personas.
Dos empleados fueron rescatados entre las ruinas del hospital de Naipyidó, en la capital de este país.
En el balance ofrecido este miércoles por la junta militar que gobierna al país se indica que hay 4,600 heridos por los daños causados por el temblor.
En tanto, hay 373 personas desaparecidas, pero se desvanecen las esperanzas de encontrar sobrevivientes.
Estados Unidos ha ofrecido dos millones de dólares para ayudar en comunidades afectadas, además de un equipo técnico para labores de rescate.
Julie Bishop, enviada especial de la ONU en Birmania, ha recomendado "centrar sus esfuerzos en la protección de civiles, entre ellos los trabajadores humanitarios, y el suministro de asistencia".
En Mandalay, la segunda ciudad birmana con 1,7 millones de habitantes, el terremoto produjo daños en numerosas viviendas, templos, hoteles y grandes complejos de apartamentos.
En una torre de Tailandia, país vecino de Birmania, fueron encontrados 22 muertos y se teme haya más de 70 personas sepultadas.