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Política 
  • Por: Eddinson Gutiérrez
  • jueves 03 abril, 2025

Corrupción gubernamental: La corrupción durante el Triunvirato y el gobierno de Juan Bosch

Santo Domingo. – La República Dominicana, en 1963, se encontraba en una encrucijada histórica. El país, recién salido de décadas de dictadura bajo Rafael Leónidas Trujillo, había dado un paso hacia la democracia con la celebración de los primeros comicios después del régimen y elección de Juan Bosch como presidente. 

Bosch, un intelectual y líder del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), había llegado al poder con una plataforma de reformas políticas y sociales que prometían transformar el país. Sin embargo, su gobierno solo duró siete meses.

El 25 de septiembre de 1963, un golpe de Estado derrocó a Bosch, dando paso a un nuevo periodo que estuvo marcado por la corrupción y la inestabilidad política. 

En este contexto, el historiador Víctor Grimaldi en su libro Golpe y revolución: el derrocamiento de Juan Bosch y la intervención norteamericana ofrece una mirada crítica a los sucesos que rodearon el derrocamiento del gobierno de Bosch, señalando la persistencia de la corrupción como uno de los principales problemas que dieron origen al triunvirato de 1963.

El Golpe de Estado a Bosch 

El 25 de septiembre de 1963, a solo siete meses de haber asumido la presidencia, Juan Bosch fue derrocado por un golpe de Estado que involucró a los militares y sectores civiles, principalmente aquellos que temían que las reformas de Bosch pudieran amenazar sus intereses. 

En una entrevista ofrecida en 2020, Grimaldi aseguró que las consecuencias principales del golpe de Estado de 1963 fue el atraso. Además, el posterior robo de las empresas y bienes del Estado durante los decenios sucesivos.

En ese sentido, subraya que, aunque el golpe fue en nombre de la estabilidad y el orden, los verdaderos intereses detrás de la conspiración eran la defensa de las viejas estructuras de poder, que habían sido ampliamente beneficiadas durante el régimen de Trujillo.

Surgimiento del Triunvirato 1963-1965

El golpe, ejecutado por un grupo de coroneles y generales, dio lugar a un gobierno de facto conocido como el Triunvirato, compuesto por Emilio de los Santos, Manuel Enrique Tavares Espaillat y Ramón Tapia Espinal, quienes, con el respaldo de sectores de extrema derecha, asumieron el control del país.

Una de las primeras medidas del Triunvirato fue la persecución sistemática de los dirigentes del PRD. La represión no se limitó a los líderes políticos; se extendió a los ciudadanos y militantes en general, con el propósito de erradicar cualquier vestigio de oposición al nuevo régimen. Se desplegaron soldados en las principales calles de la capital y en otras ciudades clave del país, y se dictó un estado de sitio mediante la Ley 3, suspendiendo derechos fundamentales como la libertad de reunión, de asociación y el libre tránsito.

Medidas autoritarias y económicas

El Triunvirato también tomó medidas que violaban abiertamente los derechos civiles de la población. 

Declaró un toque de queda a nivel nacional, disolvió el Congreso Nacional y desconoció la Constitución de 1963. Además, en un intento por consolidar su poder y aplastar a la oposición, aprobó la Ley 6, que prohibía las actividades comunistas, vulnerando aún más las libertades individuales.

En el ámbito económico, el gobierno de facto también adoptó medidas que beneficiaban a sectores cercanos a los cabecillas del golpe. 

Aumentó los precios de los productos de primera necesidad, como el azúcar, afectando a las clases más bajas de la población. Al mismo tiempo, promulgó la Ley de Incentivo Industrial, que exoneraba de impuestos a industrias existentes y a nuevas empresas, lo que beneficiaba a los allegados del régimen.

Corrupción y traspasos inmobiliarios

Una de las prácticas más cuestionadas del Triunvirato fue el traspaso de miles de inmuebles que habían sido confiscados a la familia Trujillo y sus allegados. 

Estos bienes fueron transferidos a instituciones como el Instituto Nacional de la Vivienda, para luego ser vendidos a precios irrisorios a familiares, amigos y personas cercanas a los líderes del golpe. 

Este acto de corrupción reveló la verdadera naturaleza del gobierno de facto, que no solo persiguió la oposición política, sino que también saqueó los recursos del Estado en beneficio propio.

El levantamiento del Movimiento 14 de Junio

En diciembre de 1963, el Movimiento Revolucionario 14 de Junio, liderado por Manuel Aurelio Tavárez Justo (Manolo), se alzó en las montañas contra el régimen del Triunvirato.

Los guerrilleros lucharon, pero fueron rápidamente rodeados y forzados a rendirse por las tropas del ejército. El gobierno del Triunvirato no mostró piedad. Después de ser hechos prisioneros, casi todos los guerrilleros, incluyendo a su líder Manolo Tavares Justo, fueron ejecutados.

El gobierno de facto, a pesar de la brutal represión y la corrupción que lo caracterizó, fue considerar incapaz de ganar la legitimidad de los sectores más amplios de la sociedad dominicana. 

Poco después del golpe, en noviembre de 1963, los militantes del Partido 14 de Junio (1J4), un grupo de izquierda revolucionaria, se alzaron en armas en un intento por recuperar el orden constitucional. 

La rebelión fue sofocada en cuestión de días por las fuerzas antimotines entrenadas en la base militar de San Isidro.

En la represión, Manuel Aurelio Tavares Justo, líder del 1J4, fue capturado, junto a varios de sus compañeros, y ejecutado a pesar de haberse rendido bajo la promesa de que se les respetaría la vida.

La indignación por estos fusilamientos provocó la renuncia de Emilio de los Santos, quien fue reemplazado por Donald Reid Cabral. 

No mucho después, Ramón Tapia Espinal también dimitió debido a desacuerdos con altos mandos militares y fue sustituido por Ramón Cáceres Troncoso.

Finalmente, Manuel Enrique Tavares, el último miembro del Triunvirato original, renunció, dejando al gobierno con solo dos miembros, aunque el régimen continuó siendo conocido como El Triunvirato.

El golpe y la posterior represión desataron un sentimiento generalizado de desánimo en el país, especialmente entre los sectores de la izquierda. Muchos militantes revolucionarios optaron por el silencio y la inactividad, mientras la sociedad comenzaba a procesar la pérdida de sus esperanzas de cambio.

El gobierno de facto careció de la experiencia necesaria para manejar las urgentes demandas del país, lo que contribuyó a una grave crisis económica. Los precios del azúcar, principal producto de exportación, colapsaron en los mercados internacionales. El café, otra fuente crucial de ingresos, vio su participación en el Producto Bruto Interno (PBI) caer del 13% al 11%. Además, una severa sequía afectó la producción agrícola, lo que agravó aún más la situación.

En respuesta a la crisis, el Triunvirato adoptó políticas de centralización económica que, en lugar de solucionar los problemas, empeoraron la situación. 

La burocracia estatal se expandió de forma desmesurada, generando un aumento exorbitante en los gastos públicos. Se desataron prácticas corruptas, como el contrabando de mercancías utilizando aviones militares y naves de la Marina de Guerra. 

En los recintos militares, se crearon cantinas de propiedad de compañías ficticias, que operaban con mercancías ingresadas al país sin pagar impuestos. 

Mientras tanto, las reservas de divisas cayeron drásticamente, lo que dificultó la adquisición de repuestos y maquinaria para la industria, y miles de empleados fueron despedidos de sus trabajos debido a la escasez de recursos.

El legado del Triunvirato, marcado por la represión política, la falta de preparación en la gestión gubernamental y la corrupción generalizada, dejó una profunda huella en 

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