El Secretario General de la ONU, António Guterres, pidió este jueves un acceso inmediato y sin restricciones a la ayuda humanitaria para Myanmar, tras los devastadores terremotos ocurridos la semana pasada que dejaron más de 3,000 muertos y millones de personas en extrema necesidad de asistencia.
En una rueda de prensa celebrada en la sede de la ONU en Nueva York, Guterres advirtió que los terremotos han «sobrecargado el sufrimiento» de un país ya marcado por la agitación política, violaciones de derechos humanos y una crisis humanitaria que se agrava día tras día. «Myanmar es hoy el escenario de la más absoluta devastación y desesperación», afirmó el Secretario General.
De acuerdo con la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), más de 17 millones de personas se han visto afectadas por los terremotos, de las cuales casi nueve millones enfrentan el nivel más alto de devastación. A su vez, se reportan más de 370 desaparecidos y miles de heridos. Los sistemas de telecomunicaciones, electricidad y agua han colapsado, dificultando aún más la entrega de ayuda.
El acceso a las zonas afectadas se ve obstaculizado por las malas condiciones de las infraestructuras y la suspensión de vuelos comerciales a Mandalay. Las familias viven a la intemperie, mientras que los refugios improvisados se encuentran saturados, sin garantías de seguridad, lo que aumenta el riesgo de violencia sexual y de género.
Guterres destacó que la ONU ya está tomando medidas para movilizar asistencia, anunciando el envío de Tom Fletcher, Coordinador de Ayuda de Emergencia de la ONU, quien llegará al terreno en las próximas horas para supervisar las operaciones de socorro. Además, el Fondo Central para la Acción en Casos de Emergencia (CERF) ha asignado 5 millones de dólares en ayuda inmediata.
Sin embargo, el Secretario General subrayó que los fondos actuales son insuficientes para cubrir la magnitud de la crisis, haciendo un llamado urgente a la comunidad internacional para que aumente la financiación necesaria para hacer frente a esta emergencia.
Uno de los mayores retos en las labores de socorro es el conflicto político que vive Myanmar, donde las fuerzas militares, tras derrocar al gobierno elegido democráticamente en 2021, han creado un escenario de violencia y desplazamientos masivos. Aunque los militares y grupos armados de oposición han acordado ceses temporales del fuego para facilitar la entrega de ayuda, Guterres subrayó la necesidad de que estos se traduzcan en una paz duradera y en el cumplimiento de las obligaciones de proteger a los civiles.
Además de los esfuerzos inmediatos, Guterres hizo un llamado para que este desastre sirviera como punto de inflexión hacia una solución política para Myanmar, que incluya el fin de la violencia, la liberación de los presos políticos y el regreso a la democracia. También destacó la importancia de encontrar una solución global para los refugiados rohingyas, exigiendo su retorno seguro y digno desde Bangladesh.
La ONU continuará presionando por la paz y por el apoyo humanitario vital para el pueblo de Myanmar en este difícil momento.