En un movimiento inesperado, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aplicó un arancel del 10 % a las exportaciones de las Islas Heard y McDonald, un remoto territorio australiano en el océano Índico. La medida ha generado sorpresa, dado que estas islas están deshabitadas y no poseen actividad económica significativa.
Las Islas Heard y McDonald forman parte de Australia desde 1947 y están administradas por la División Australiana Antártica. Se caracterizan por su clima subantártico y su terreno montañoso, donde destaca el pico Mawson, un volcán de 2,745 metros de altura que es la montaña más alta de Australia. Estas islas no cuentan con puertos ni infraestructuras comerciales, lo que hace aún más peculiar la imposición de un arancel sobre sus exportaciones.
A pesar de no tener actividad económica, las islas poseen el código internacional HM y el dominio de internet .hm. Su único valor radica en su importancia ecológica, ya que albergan colonias de focas y aves marinas, razón por la cual se declararon Patrimonio Natural de la Humanidad en 1997.
El primer avistamiento de la isla Heard fue en 1853 por el marinero estadounidense John Heard, mientras que William McDonald descubrió las islas McDonald en 1854. Durante el siglo XIX, estos territorios se utilizaron por cazadores de focas, llegando a albergar hasta 200 personas en condiciones extremas. Sin embargo, para 1880, la población de focas había sido diezmada y las islas quedaron nuevamente deshabitadas.
A lo largo del siglo XX, las islas han sido escenario de expediciones científicas y exploraciones volcánicas. En 1991, Estados Unidos utilizó la isla Heard para un experimento de transmisión de sonido submarino de largo alcance. Actualmente, el acceso a las islas es restringido y solo se permite para investigaciones científicas.
La decisión de Trump de imponer un arancel a las Islas Heard y McDonald ha generado confusión entre analistas económicos y autoridades australianas. Dado que las islas no tienen exportaciones registradas, la medida parece simbólica o resultado de un error administrativo.
Expertos en comercio internacional han señalado que este tipo de decisiones pueden deberse a fallos en bases de datos comerciales o a una estrategia política para mostrar firmeza en la política arancelaria de Estados Unidos. Sin embargo, hasta el momento, el gobierno estadounidense no ha emitido explicaciones sobre la razón detrás de esta acción.
Las autoridades australianas aún no han emitido un comunicado oficial sobre la decisión. Además, expertos sugieren que podría tratarse de un error burocrático que eventualmente se corregirá. Mientras tanto, las Islas Heard y McDonald siguen siendo un enigma en la política arancelaria de Trump, demostrando que incluso los territorios más remotos pueden quedar atrapados en disputas comerciales internacionales.