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Lo que Carwin Javier Molleja esperaba que fuera una noche de fiesta y alegría junto a su madre, terminó convirtiéndose en una pesadilla cuando el techo de la discoteca Jet Set de Santo Domingo se desplomó sobre su cabeza.
Carwin, un percusionista venezolano de 32 años que lleva 8 viviendo en República Dominicana, invitó a su madre al "Lunes de merengue" en Jet Set para celebrar su reencuentro junto a unas amigas. Llevaba 3 años sin verla.
"Mi mamá está loca por el maestro Rubby Pérez", relata Carwin en una entrevista con BBC Mundo, refiriéndose al cantante que actuaba esa noche en la discoteca y que falleció en la tragedia junto a más de 180 personas.
Carwin había tenido la oportunidad de conocer personalmente al artista y logró conseguirle una invitación para el show a su madre a través del tamborilero de la orquesta.
En una publicación en Instagram de este martes dedicada a Pérez, Carwin escribe: "Se suponía que anoche me regalarías una foto hermosa para mi mamá. Qué lamentable que mi mamá te haya visto por primera vez y haya sido la última vez".
Carwin frecuentaba la discoteca Jet Set como parte de su trabajo. De hecho, una semana antes del derrumbe, se había presentado allí junto al salsero Sexappeal. Nunca había notado problemas en la estructura del club ni señales de que el lugar fuera inseguro.
"El ambiente de Jet Set tenía un toque de caché. Era un lugar para bailar y disfrutar de presentaciones de grandes artistas", describe.
Un video que Carwin compartió con BBC Mundo lo muestra bailando merengue con su mamá antes de que ocurriera la tragedia. "Esta sí baila de verdad", se le escucha decir, mientras ambos sonríen.
Entonces, cuando se acercaba la 1 de la mañana del martes, Carwin se dio cuenta de que algo caía del techo.
"Yo no estoy lo suficientemente cerca como para darme cuenta de que iba a ser tan grave", dice. "Nadie piensa que, porque se cayó una piedrita, el techo se va a venir abajo por completo".
Él estaba a la izquierda de los artistas, de espaldas a la pared y cerca de la tarima.
Sobre el instante fatídico, relata: "Lo que veo es que todo se vino hacia mí. Todo pasó muy rápido. Me imagino que cerré los ojos y mi instinto fue abrazar a mi mamá".
"Lo que tengo en la cabeza son los gritos, el sonido fuerte cuando el techo se cae, los gritos de mi mamá preguntándome si estoy bien y yo preguntándole a ella si está bien", describe.
Tanto Carwin como su madre fueron golpeados por pedazos del techo. A él le cayeron en la cabeza y ambos perdieron sus gafas. Por fortuna, no resultaron heridos de gravedad.
Inmediatamente, intentó encontrar una forma de salir con su mamá, mientras escuchaba los gritos de auxilio de otras personas.
Encontraron una puerta cercana, que nunca antes habían visto, y lograron salir.
En un puesto de comida callejera, Carwin encontró una silla donde pudo sentar a su mamá e inmediatamente regresó a la discoteca. Sabía que adentro todavía estaba Jessica, una amiga suya, junto a la hermana de ella.
A Carwin le resulta difícil encontrar las palabras para describir esos momentos. Gritaba desesperadamente el nombre de su amiga, pero nadie respondía.
Tampoco podía hacer mucho para ayudar a nadie: "Las piedras eran enormes. Me sentía inútil".
Entonces, entró en un bucle en el que salía del edificio, llamaba a los paramédicos, volvía a entrar, gritaba el nombre de su amiga, la llamaba al celular, volvía a salir…
"Ya después dejó de recibir la llamada". El martes, alrededor de las 19:00, apareció entre los escombros el cuerpo sin vida de Jessica, relata él.
Carwin describe la escena que se desarrollaba dentro y alrededor de Jet Set en los minutos posteriores al desplome del techo como "un caos total".
"La gente estaba completamente loca", dice.
Sacaban a personas heridas. Yo vi cuando sacaron al saxofonista que murió.
Carwin escuchaba a la gente preguntar por el cantante que estaba en la tarima cuando sucedieron los hechos.
A los pocos minutos, llegaron los servicios de emergencia. "Llegaban una y otra vez ambulancias, entraban camillas", relata.
Carwin permaneció en el lugar, según calcula, durante una hora y media después de lo ocurrido. En ese tiempo, no vio llegar máquinas para remover los escombros.
Regresó a su casa en contra de su voluntad. Quería quedarse para seguir intentando sacar a su amiga de allí con vida, pero su madre estaba dolorida por los golpes.
"Necesitaba llevarla a casa y que se calmara".
A pesar de haber logrado sobrevivir a una tragedia que dejó más de 120 muertos, Carwin se siente culpable por no haber podido hacer más por su amiga.
Fue horrible no poder ayudarla. Yo gritaba su nombre, pero no me respondía. Se siente mal no poder hacer algo.
