China.- La guerra comercial entre Estados Unidos y China podría tener un impacto directo en la reducción de su comercio bilateral, que actualmente alcanza los 700 mil millones de dólares, ya que podría disminuir en un 80 por ciento en los próximos dos años.
Así lo advierte el especialista Zongyuan Zoe Liu, investigador principal de Maurice R. Greenberg en Estudios sobre China en el Consejo de Relaciones Exteriores y autor de “Fondos soberanos: cómo el Partido Comunista de China financia sus ambiciones globales”.
En su opinión, ese impacto en las economías de China y Estados Unidos podría mitigarse en su comercio bilateral anual si deciden establecer amplias exenciones en sus aranceles.
Como parte de su política arancelaria, desde el 11 de abril, la administración de Donald Trump ha establecido impuestos del 145 por ciento a los productos chinos que ingresen a Estados Unidos.
La reacción de China fue imponer aranceles del 125 por ciento a las mercancías estadounidenses.
"Los mercados han reaccionado negativamente ante la inminente guerra comercial, y muchos economistas y analistas han tenido dificultades para explicar los objetivos de la administración Trump", señala Zoe Liu en un análisis titulado: "Cómo se armó China para la guerra comercial".
Es importante señalar que, en el entorno de Trump, actores y facciones poderosas subestimaron la resiliencia de la economía china y asumieron incorrectamente que el líder Xi Jinping se apresuraría a cerrar un acuerdo para evitar una reacción negativa interna.
Pero, agrega, “como resultado, los halcones anti-chinos en Washington no anticiparon la firmeza con la que Pekín reaccionaría ante los aranceles de Trump”.
Entiende que, en el caso de China, la falta de diplomacia experta ha hecho que el país sea más hábil para mostrar desafío que para influir en los resultados.
“Pekín no ha abordado las legítimas preocupaciones de muchos en Estados Unidos y otros países sobre que un nuevo auge de las exportaciones chinas de bajo costo podría provocar un segundo shock chino al erosionar aún más las bases industriales de otras economías. Además, la retórica belicosa —como la declaración realizada en marzo por la embajada china en Washington de que China está "lista para luchar hasta el final" en "una guerra comercial o cualquier otro tipo de guerra"— apenas influye en la opinión internacional y no transmite en absoluto el deseo profundo de los líderes chinos de evitar el conflicto externo”, señala el experto.
En su análisis, considera que la administración Trump intenta ahora salvar una situación de caos económico global —que, según muchos indicios, no previó— pasando de una reestructuración completa del sistema económico global a un ataque frontal más selectivo contra la economía china.
Alega que Xi Jinping y el resto de los líderes chinos no se hacen ilusiones sobre la posibilidad de que China gane una guerra comercial con Estados Unidos. “Pero están dispuestos a arriesgarse a una que Trump podría perder”, precisa.