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Internacionales 
  • Por: La Redacción
  • viernes 09 mayo, 2025

León XIV destaca la importancia del diálogo y el encuentro en su mensaje inaugural

León XIV expresó gratitud a los cardenales, destacando ser una Iglesia misionera y sinodal, y pidió rezar por paz global con la intercesión de María, saludando especialmente a la diócesis de Chiclayo.

Papa León XIV.

El Vaticano, Roma.- "Ayudémonos unos a otros a construir puentes mediante el diálogo y el encuentro, uniéndonos todos para ser un solo pueblo, siempre en paz", pidió Robert Francis Presvot en sus primeras palabras tras ser anunciado como el papa León XIV. Es el primer estadounidense con ascendencia española y nacionalizado peruano que ha sido escogido en la cuarta votación del cónclave, el cual fue cerrado el jueves por la Santa Sede para llenar la vacante dejada por el fallecido Francisco.

"Dios nos ama, Dios os ama a todos, y el mal no prevalecerá. Todos estamos en las manos de Dios", agregó en su primer discurso ante más de 45 mil feligreses que se congregaron en la Plaza de San Pedro en espera del anuncio de la elección del nuevo pontífice.

A continuación, el texto del discurso de León XIV:

(en Italiano) La pace sia con tutti voi, cari fratelli e sorelle. Questo è il primo saluto di Cristo risorto, il buon pastore che ha dato la sua vita per il gregge di Dio. (La paz esté con todos vosotros, queridos hermanos y hermanas. Este es el primer saludo de Cristo resucitado, el buen pastor que dio su vida por el rebaño de Dios).

Yo también quisiera que este saludo de paz entrara en nuestros corazones y llegara a vuestras familias, a todas las personas, dondequiera que estén, a todos los pueblos y a toda la tierra. Que la paz esté con vosotros.

Es la paz de Cristo resucitado, una paz desarmada y desarmante, humilde y perseverante, que viene de Dios, quien nos ama a todos incondicionalmente.

Todavía resuena en nuestros oídos esa voz tenue, pero siempre valiente, del papa Francisco bendiciendo a Roma. Al bendecir Roma, el papa extendió su bendición al mundo entero esa mañana de Pascua.

Permítanme continuar con esta misma bendición. Dios nos ama, Dios os ama a todos, y el mal no prevalecerá. Todos estamos en las manos de Dios.

Por eso, sin miedo y unidos, tomados de la mano de Dios y entre nosotros, sigamos adelante. Somos discípulos de Cristo. Cristo nos precede.

El mundo necesita su luz. La humanidad lo necesita como puente hacia Dios y su amor.

Por favor, ayúdanos a nosotros también, y ayudémonos mutuamente a construir puentes a través del diálogo y el encuentro, uniéndonos todos para ser un solo pueblo, siempre en paz.

Gracias, Papa Francisco.

También quiero dar las gracias a todos mis hermanos cardenales que me han elegido como sucesor de Pedro y para caminar con vosotros como una Iglesia unida, buscando siempre la paz y la justicia, esforzándonos por trabajar como hombres y mujeres fieles a Jesucristo, sin miedo, para anunciar el Evangelio y ser misioneros.

Soy un hijo de San Agustín, un agustino, quien dijo: "Con vosotros soy cristiano y para vosotros obispo". En este sentido, podemos caminar todos juntos hacia esa patria para la que Dios nos ha preparado.

Saludo en particular a la Iglesia de Roma. Debemos buscar juntos cómo ser una Iglesia misionera, una Iglesia que construya puentes, que dialogue, siempre abierta a acoger, como esta plaza, con los brazos abiertos a todos los que necesitan de nuestra caridad, presencia, diálogo y amor.

Y si me lo permiten, también quisiera dedicar unas palabras de saludo a todos, especialmente a mi querida diócesis de Chiclayo, en Perú, donde un pueblo fiel ha acompañado a su obispo, ha compartido su fe y ha dado tanto, tanto para seguir siendo una Iglesia fiel a Jesucristo.

A tutti voi, fratelli e sorelle, di Roma, d’Italia, di tutto il mondo, vogliamo essere una Chiesa sinodale, una Chiesa che cammina, una Chiesa che cerca sempre la pace, che cerca sempre la carità, che cerca sempre di essere vicina, specialmente a coloro che soffrono.

Hoy es el Día de la Súplica a Nuestra Señora de Pompeya, nuestra Madre María, quien siempre desea caminar con nosotros, estar cerca de nosotros y ayudarnos con su intercesión y amor.

Así que me gustaría rezar con vosotros; recemos juntos por esta nueva misión, pero también por toda la Iglesia y por la paz en el mundo. Pidamos esta gracia especial a María, nuestra Madre.

Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

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