Subsidios al sector eléctrico se cuadruplican en 4 años 

El sector eléctrico continúa siendo uno de los mayores lastres para la economía dominicana. En 2024, el Gobierno transfirió US$1,769 millones a las empresas distribuidoras de electricidad (EDE) para cubrir sus pérdidas, el monto más alto hasta la fecha y uno de los mayores en proporción al producto interno bruto (PIB).

Sin embargo, lejos de mejorar, el problema se agrava: mientras más recursos se destinan al sector, mayores son las pérdidas de energía. En apenas cuatro años, las transferencias al sector eléctrico se han multiplicado por cuatro veces, revelando una tendencia insostenible.

Se estima que para el 2025, la situación alcanzará un nuevo récord: el Gobierno prevé transferir US$2,000 millones, una cifra “histórica” que se suma a la carga fiscal que ya soportan los ciudadanos.

La mecánica del negocio es clara: las EDE compran electricidad a US$0.25 por kilovatio hora, la venden a US$0.17, y aun cobrando la totalidad de lo facturado, pierden 8 centavos por kilovatio. A esto se añade que en 2024 perdieron el 37.6 % de la energía comprada y dejaron de cobrar otro 4.6 %, lo que significa que el 42.2 % de la electricidad adquirida nunca se recuperó.

“A diferencia de lo que se hizo en 2001, 2015 y 2017, esos US$6,300 millones fueron a parar como depósitos en el Banco de Reservas y el Banco Central. No existía una carpeta de proyectos de inversión pública que estuviesen listos para ser financiados”, señaló el economista Andrés Dauhajare hijo en un artículo publicado en el diario El Caribe, al advertir sobre el mal uso de los recursos.

Aunque a lo largo de los años se han implementado medidas como instalación de nuevos contadores, redes de distribución y tecnología de control, las pérdidas no ceden. El verdadero problema, subrayan especialistas, está en la falta de incentivos adecuados: quienes administran las EDE no arriesgan su patrimonio, lo que perpetúa gestiones ineficientes.

Mientras tanto, los hogares dominicanos seguirán pagando la factura más cara: sostener con sus impuestos un sistema eléctrico que se hunde en pérdidas cada vez más grandes.