
La Sábana Santa de Turín o Sudario de Turín, una de las reliquias más enigmáticas y veneradas de la cristiandad, vuelve a estar en el centro del debate. Un documento medieval recientemente descubierto describe el sudario como un “fraude clerical”, reforzando las sospechas de falsificación que desde hace siglos dividen a creyentes y científicos.
El hallazgo fue publicado en la revista Journal of Medieval History y se trata de un escrito del teólogo francés Nicole Oresme (1325-1382), quien calificó la tela como una falsificación “clara” y “patente”, creada por clérigos para obtener ofrendas. Este testimonio antecede incluso a la famosa carta del obispo Pierre d’Arcis de 1389, que ya denunciaba la falsedad de la reliquia.
El historiador Nicolas Sarzeaud, de la Universidad Católica de Lovaina, aseguró que se trata de la prueba escrita más antigua conocida sobre la presunta falsedad del sudario. “Este caso nos ofrece un relato inusualmente detallado del fraude clerical”, señaló.
La Sábana Santa es un lienzo de lino de 4,4 metros de largo por 1,1 de ancho, que muestra la imagen borrosa de un hombre con marcas de heridas compatibles con una crucifixión: en las muñecas, los pies, el costado y la cabeza, esta última asociada a la corona de espinas.
Durante siglos se ha creído que fue utilizada para envolver el cuerpo de Jesús de Nazaret tras su crucifixión y sepultura en el Santo Sepulcro. Sin embargo, su autenticidad ha estado rodeada de polémica desde su primera aparición documentada en 1354.

En agosto de 2025, la revista National Geographic difundió un estudio del diseñador brasileño Cícero Moraes, experto en modelado 3D, que refuerza la tesis de la falsificación medieval.
Moraes concluyó que la imagen del sudario no pudo formarse sobre un cuerpo humano, pues al cubrirlo con una tela se producirían distorsiones (efecto conocido como “máscara de Agamenón”), ausentes en el sudario. En cambio, al cubrir un bajorrelieve o estatua, la imagen resultante sería simétrica y precisa, tal como la que se observa en la reliquia.
Según sus pruebas, la tela pudo haber sido presionada contra una matriz de madera, piedra o metal, posteriormente pigmentada o calentada para marcar la silueta. A su juicio, se trataría de una obra de arte religioso medieval, aunque deja abierta la posibilidad de otras hipótesis.




La Iglesia Católica no ha definido oficialmente la autenticidad del sudario, pero lo reconoce como un símbolo del sufrimiento y la pasión de Cristo. En marzo de 2025, el Vaticano organizó una exposición multimedia que permitió a miles de fieles observar una reproducción digital interactiva de la reliquia como parte del Año Jubilar.
Mientras tanto, la ciencia continúa cuestionando su origen. Para algunos investigadores es la prueba física de la resurrección; para otros, una sofisticada obra medieval que combina arte, química y devoción.
El Sudario de Turín sigue siendo un enigma fascinante en la intersección de la fe, la historia y la ciencia. Para los creyentes, es una reliquia sagrada y una huella de la resurrección. Para la comunidad académica, un misterio aún sin resolver que refleja la creatividad —o el engaño— de la Edad Media.
En palabras del historiador francés Jean-Christian Petitfils, “solo la ciencia podrá resolver definitivamente el misterio de la Síndone”. Hasta entonces, el sudario continuará siendo una de las reliquias más estudiadas, veneradas y debatidas de la historia de la humanidad.
Fuentes: EuroNews, Vaticano News y National Geografic