
SANTO DOMINGO. – Pese a las reiteradas afirmaciones del Gobierno sobre los esfuerzos para estabilizar el servicio energético nacional, las interrupciones eléctricas continúan afectando con frecuencia y severidad a distintos puntos del país, provocando pérdidas económicas a comerciantes y profundizando el malestar ciudadano, especialmente en medio de la intensa ola de calor que agobia al territorio nacional.
La crisis energética que atraviesa la República Dominicana —y que el presidente Luis Abinader se ha comprometido a resolver con urgencia— sigue golpeando a la población, que enfrenta tandas de apagones de hasta ocho horas diarias.
En sectores como el Ensanche La Fe, en el Distrito Nacional, residentes reportan constantes interrupciones que alcanzan hasta cuatro horas por tanda, afectando seriamente su calidad de vida.
Míguela Martínez, residente en Ensanche La Fe, expresó "a veces se va la luz tres veces al día. No hay forma de descansar ni de trabajar bien con este calor."
Isidro Batista, colmadero señaló, "ya he tenido que botar jugos, embutidos y hasta hielo. Todo se daña sin nevera. Y encima, la factura me llega el doble."
Además de las altas temperaturas, los comerciantes denuncian pérdidas económicas por productos que se descomponen ante la falta de refrigeración, mientras lidian con aumentos tarifarios que en algunos casos duplican los montos habituales.
En sectores como Villa Juana, aunque los apagones ocurren con menor frecuencia, los residentes también se quejan de la persistencia de los cortes.
Charlie Almonte, residente en Villa Juana manifestó "aquí a veces se va la luz de madrugada o en la tarde sin previo aviso. Uno nunca sabe cuándo va a fallar."
Desde el Gobierno, se insiste en que el incremento en la demanda energética es la causa principal del déficit. Durante su encuentro semanal con la prensa, el presidente Abinader aseguró que la capacidad instalada ha aumentado significativamente, pasando de 2,740 megavatios en 2020 a 4,100 megavatios en la actualidad. No obstante, reconoció que las temperaturas extremas están llevando el consumo a niveles récord que complican el suministro.
Mientras tanto, ciudadanos y comerciantes piden soluciones urgentes, más allá de estadísticas y promesas.