
Afganistán afronta el quinto día de búsqueda de supervivientes y de labores de socorro en el este de este país asiático, golpeado el pasado domingo por un destructivo terremoto que ha causado al menos 2.205 muertos, y que ha estado seguido por nuevos episodios sísmicos que ayer superaron la magnitud 5,0 de intensidad.
Las esperanzas de encontrar supervivientes en la provincia de Kunar y en sus regiones vecinas, las más afectadas por el seísmo, disminuyen cada día y los esfuerzos se dirigen ahora a la llegada de ayuda humanitaria para las personas que sobrevivieron, pero que han perdido sus hogares y a sus familias.
Anoche, un terremoto de magnitud 5,6 golpeó la provincia de Kunar. Este seísmo fue el más fuerte en registrarse en la zona desde el domingo, cuando tuvo lugar el seísmo principal, según los registros del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS).
Además, el Centro Nacional de Investigación en Geociencias de Alemania (GFZ), registró en la tarde de ayer otro seísmo de magnitud 6,2 en el este de Afganistán.
El último terremoto en producirse el jueves llegó a sentirse en Kabul, que se encuentra casi 200 kilómetros al oeste de la provincia de Kunar.

Una fuente local en Kunar informó a EFE que los habitantes de esta remota provincia estaban «muy asustados» tras los nuevos terremotos y aseguró que se reportaron daños adicionales en algunas viviendas.
A la zona han continuado llegando paquetes de ayuda humanitaria provenientes del extranjero. Ayer, aterrizaron en Afganistán dos aviones de la Unión Europea (UE) con suministros médicos y de socorro.
Aunque algunas vías de comunicación con la zona cero comienzan a despejarse, muchas carreteras continúan bloqueadas tras el terremoto del domingo, lo que dificulta la entrada de rescatistas y de ayuda humanitaria, por lo que habitantes de la región se autoorganizan para asistir a los afectados en las zonas más remotas.
El régimen talibán continúa buscando ayuda internacional entre los países de su entorno para hacer frente a la catástrofe. El ministro de Asuntos Exteriores de facto, Mawlawi Amir Khan Muttaqi, dialogó ayer con los cancilleres de los vecinos Turkmenistán e Irán, que le garantizaron ayuda.
Con 2.205 muertos y 3.640 heridos, el terremoto de Kunar es ya el más letal de las últimas décadas en Afganistán, un país que arrastra décadas de conflicto bélico y crisis humanitarias, económica y sociales.
Decenas de heridos continúan siendo trasladados a hospitales en el este de Afganistán cinco días después del devastador terremoto en la provincia de Kunar que ya ha dejado al menos 2.205 muertos y 3.640 heridos.
El doctor Tajmir, cirujano general en la sala de emergencias del Hospital Regional de Nangarhar, una de las regiones más afectadas por el seísmo de magnitud 6,0 al que han seguido nuevos terremotos en los últimos días, dijo que la asistencia médica ha sido posible esta semana gracias al amplio apoyo comunitario y al esfuerzo de los profesionales sanitarios.
«En particular, hospitales privados, institutos, empresas, residentes locales e incluso panaderías: todos ayudaron de alguna manera», dijo a EFE Tajmir, que se refirió a las farmacias que donaron tantas medicinas a los hospitales que sus depósitos se llenaron.
«Todo el tratamiento y los medicamentos para los heridos se proporcionaron de manera gratuita», añadió el doctor.
Tajmir explicó que, en un primer momento, llegaron heridos en estado muy grave al hospital de Nangarhar.
«Algunos tenían lesiones internas, como hígados, bazos e intestinos desgarrados; otros, fracturas en la cabeza, brazos, piernas, columna y otros huesos», añadió.