
David Ortiz, mejor conocido como "Big Papi", revivió la eterna rivalidad entre los Yankees de Nueva York y los Boston Red Sox, pero esta vez desde un estudio de análisis. Durante la transmisión en vivo posterior al Juego 4 de la Serie Divisional de la MLB, donde los Blue Jays de Toronto eliminaron a los Yankees, Ortiz se burló sin filtros frente a dos leyendas del Bronx como Derek Jeter y Alex Rodríguez.
El momento se volvió viral cuando Big Papi, entre risas junto a Valdimir Guerrero Jr., quien estaba festejando junto a su equipo la clasificación a la Serie de Campeonato, comenzaron a repetir en tono burlesco: "Daaaaa Yankees lose", en referencia al tradicional llamado del locutor John Sterling tras las victorias del equipo del Bronx, pero ahora con la modificación a "pierden". Mientras tanto Jeter y A-Rod mantenían el rostro serio, visiblemente incómodos, sin ocultar su frustración por la eliminación de su exequipo.
Ortiz ya había calentado el ambiente antes del Juego 3 de la serie, cuando los Yankees estaban abajo 0-2 frente a Toronto. En tono desafiante, soltó una de las frases más citadas de la postemporada en la que mostraba su plena confianza en el equipo canadiense:
Pueden traer de vuelta a Jesús y aun así irán a Cancún. Se acabó. Se acabó. Para que lo sepan, esta alineación de los Toronto Blue Jays no se anda con rodeos
Y no se equivocó, los Blue Jays sentenciaron la serie 3-1 con un triunfo contundente en el Yankee Stadium y Big Papi volvió al ataque con una sonrisa, acompañado de Guerrero Jr. una de las figuras clave de la clasificación de Toronto. La escena se convirtió en combustible para redes sociales, donde los fanáticos de Boston celebraron la caída de su acérrimo rival.
La eliminación de los Yankees no solo desató críticas internas sobre la gestión del equipo, sino que también abrió las puertas para que voces históricas como Big Papi volvieran a golpear desde lo mediático. El hecho de que lo hiciera frente a Jeter y Rodríguez, dos íconos de la franquicia, solo amplificó el impacto del momento.
Mientras Nueva York reflexiona sobre una nueva decepción en octubre, Ortiz parece disfrutar del presente, esta vez como comentarista, manteniendo viva una de las rivalidades más intensas del deporte. La burla no solo dolió por el momento, también porque viene de alguien que históricamente supo hacerles daño y ahora lo hace desde los micrófonos.