A siete meses de la tragedia en el Jet Set, denuncian olvido por parte de las autoridades y exigen justicia

Siete meses después de la tragedia que estremeció a la República Dominicana en la discoteca Jet Set, el escenario del dolor permanece sumido en el abandono. Mientras las familias de las víctimas continúan clamando por justicia, una valla publicitaria frente al local sigue anunciando el mismo evento de la fatídica noche, como si el tiempo se hubiera detenido.

Durante la misa mensual celebrada en las afueras del lugar, el padre Rogelio Bertrán expresó su indignación por la falta de avances en el proceso judicial y la aparente indiferencia de las autoridades.

“Ellos quieren echarlo al saco del olvido. Incluso hay propuestas de que la gente no venga, porque si vienen los días 8, el caso podría mantenerse en silencio”, denunció el sacerdote, visiblemente molesto.

El religioso, acompañado por familiares de las 236 víctimas, lamentó que el país haya permitido que el sitio se convierta en un símbolo del olvido. “Nosotros, como Dioses y Padres Montesinos, seguimos esperando esta justicia”, afirmó con firmeza, recordando que la tragedia no solo afectó a los fallecidos y heridos, sino a toda la nación. “Fue el país que se enluzó”, subrayó.

La valla que aún promociona el evento de aquella noche ha sido vista como una ofensa por las familias, que la interpretan como un recordatorio cruel de la inacción oficial. “Este lugar no se está tratando con la dignidad que merecen las víctimas”, insistió el padre Rogelio, quien considera que la falta de un espacio conmemorativo refleja la indiferencia institucional.

“Nos dicen que se hará justicia, pero parece que la voluntad de no hacer nada es más fuerte que la de actuar”, agregó con desilusión. Para él, la valla es solo una muestra visible del olvido: “Aquí, además de la valla, hay algo mucho más sucio: la conciencia de todo lo que no han hecho”.

Al finalizar la ceremonia, el padre Rogelio hizo un llamado enérgico a las autoridades judiciales y al Gobierno:

“La justicia no es un favor, es un derecho de las víctimas y sus familias”.