
La República Dominicana da un paso decisivo hacia la modernización de su sistema de identificación con la entrada en circulación de la nueva cédula de identidad y electoral, un documento completamente rediseñado que apuesta por la tecnología, la seguridad y la verificación digital.
El nuevo plástico mantiene el formato horizontal, pero transforma su apariencia y estructura interna.
La fotografía del titular se imprime mediante tecnología láser en escala de grises, integrada directamente al material, e incorpora un tramado en forma de colmena visible a simple vista como medida antifraude.
A esto se suman imágenes fantasma, versiones invertidas de la foto y efectos ópticos que solo se aprecian desde determinados ángulos.
Entre sus elementos visibles destacan el Escudo Nacional Dominicano, el logotipo dorado de la Junta Central Electoral (JCE) y el número de cédula en alto relieve, diseñados para evidenciar cualquier intento de manipulación física.

En uno de los laterales, el documento integra un chip sin contacto que permitirá la verificación electrónica de identidad, alineado con estándares internacionales de seguridad ICAO–OACI.
La información personal, nombre, fecha de nacimiento, nacionalidad, sexo, tipo de sangre y firma se graba por láser sobre un cuerpo de policarbonato compuesto por nueve capas, lo que hace imposible alterar los datos sin destruir la tarjeta.
Además, incorpora imágenes láser cambiantes (CLI) y simulaciones de los colores patrios que varían según la inclinación.

En el reverso, la cédula presenta un código QR para lecturas rápidas por dispositivos autorizados y una zona de lectura mecánica (MRZ), similar a la utilizada en los pasaportes, que facilita validaciones automáticas.
El diseño se completa con un mapa del país, referencias a monumentos históricos, un número serial único y la repetición de la fotografía fantasma, reforzando los controles cruzados.
Con este nuevo documento, la JCE introduce un esquema de seguridad en capas visual, táctil, digital y electrónica que busca dificultar la falsificación, fortalecer la confianza ciudadana y preparar al país para una identificación plenamente integrada al entorno digital.