Año Nuevo sin pólvora: crece el negocio de los fuegos artificiales mientras disminuye su apoyo social

Los fuegos artificiales siguen iluminando el cielo cada Nochevieja, pero su lugar en la celebración del Año Nuevo es cada vez más cuestionado.

Aunque su impacto ambiental, el estrés que generan en animales y personas con trastorno de estrés postraumático (TEPT), y los miles de lesionados que provocan cada año han sido ampliamente documentados, la pirotecnia continúa siendo una tradición global al marcar las 12 campanadas en cada huso horario.

En Estados Unidos, la contradicción es evidente. Mientras el debate público sobre sus riesgos se intensifica, la industria pirotécnica vive un momento de auge: en 2024, el sector reportó ingresos estimados de 2.200 millones de dólares en consumo doméstico y otros 600 millones de dólares en exhibiciones profesionales. Las celebraciones nacionales y festivos siguen impulsando un mercado que no muestra señales inmediatas de desaceleración.

Sin embargo, los datos de la encuesta Consumer Insights de Statista revelan que el respaldo social a los fuegos artificiales como elemento esencial del Año Nuevo es limitado. En los cinco países analizados, solo una minoría considera indispensable la pirotecnia. Alemania lidera ese grupo con un 29 % de los encuestados, mientras que Francia se sitúa a la cola, con apenas un 12 % que defiende esta tradición.

Las preferencias, en cambio, se inclinan hacia celebraciones más íntimas. “Desear feliz año nuevo a amigos y familiares” y “brindar con champán” encabezan la lista de rituales imprescindibles. El componente emocional también pesa: franceses y alemanes destacan por su romanticismo, con un 45 % y un 37 %, respectivamente, que consideran esencial un beso a medianoche. En comparación, esta tradición es menos popular en Estados Unidos (32 %), Reino Unido (26 %) y México (14 %).

El contraste entre el crecimiento económico de la pirotecnia y la tibia aceptación social plantea una pregunta de fondo: ¿seguirá el Año Nuevo celebrándose a golpe de pólvora o avanzará hacia rituales más silenciosos, sostenibles y centrados en las personas?