Pekín (AGENCIA EFE).- Las ciudades de China continúan casi paralizadas, con muy poca gente y automóviles por las calles, pese a la vuelta al trabajo de los sectores esenciales recomendada por el Gobierno, que hoy reconoció la escasez de mascarillas en el país, un equipamiento clave para combatir la epidemia.
Las muertes provocadas por el virus superan ya el millar, y este lunes alcanzaron un récord diario con 108 fallecidos, la primera vez que se sobrepasa el centenar de víctimas mortales en una sola jornada.
La mayoría de las empresas han pedido a sus empleados que realicen teletrabajo, lo que, unido al temor a un virus del que se desconocen todavía muchos detalles, lleva a los ciudadanos a mantenerse encerrados en sus viviendas y a que las calles sigan desiertas.
En Pekín, según constató hoy Efe, la práctica totalidad de los locales comerciales permanecían cerrados, con la excepción de supermercados y algunas pequeñas tiendas de alimentación, al igual que la mayoría de los bancos y bloques de oficinas.
Las grandes avenidas y centros comerciales vacíos, junto a una nube de contaminación especialmente intensa, conferían hoy a la capital un aspecto fantasmal.
El aumento de los nuevos casos diarios (2.478 los más recientes) se ha ralentizado desde hace siete días, lo que, según el Gobierno, es un signo positivo de que la epidemia está remitiendo, aunque los científicos no se ponen de acuerdo en ese extremo ni sobre cuándo se podría alcanzar la cota máxima de contagio desde la que las cifras de afectados comiencen a descender.