También posee niveles superiores en cuatro ejes transversales relevantes para el desarrollo nacional
Una publicación del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo, en su Boletín de Competitividad Sectorial (BCS) indicó que el país exhibe niveles de competitividad superiores al promedio latinoamericano en cinco sectores económicos: agropecuaria, industrias, turismo, transporte y logística, y administración pública. Este resultado también se observa en los ejes transversales: mercado laboral, género y clima de negocios.
De estas, industrias, turismo, transporte y logística, género y clima de negocios se constituyen en los pilares de la competitividad del país, al posicionarse por encima de los niveles regionales, a la vez que presentan mejoras en el tiempo.
A pesar de que en estas áreas República Dominicana se encuentra en una posición favorable frente a Acuerdo de Libre Comercio (ACL), al comparar los resultados del país con años anteriores, se observan retrocesos en algunos indicadores de agropecuaria y mercado laboral como resultado del impacto de la pandemia y los procesos inflacionarios derivados de la misma.
Por otro lado, las áreas como energía, educación, salud, institucionalidad, economía digital, innovación y desarrollo, territorio y medio ambiente muestran un desempeño negativo frente a la región. Estas áreas se caracterizan por requerir transformaciones estructurales para mejorar su competitividad, las cuales son visibles en el largo plazo.
Pese a estos resultados, el informe destaca que en estas áreas se han detectado ciertos avances con respecto a los niveles alcanzados por el país en periodos anteriores, es decir, aunque mantenemos una posición desfavorable con respecto a nuestros pares latinoamericanos, en los últimos años la brecha se ha reducido.
Este resultado no ha sido el caso de los ejes transversales innovación y desarrollo y medio ambiente, los cuales representan los desafíos más importantes para el país en términos de competitividad.
En agropecuaria, el país continúa sosteniendo una producción bruta per cápita por encima de la media regional, acompañada de importantes rendimientos económicos por hectárea cosechada. A pesar de estos resultados, los precios al productor presentaron niveles superiores al conjunto de competidores latinoamericanos como consecuencia de los procesos inflacionarios internos y externos.
En cuanto al sector industrial, la competitividad del país experimentó una variación positiva en la cuota de exportaciones manufactureras hacia Estados Unidos, superior a la registrada en la región. No obstante, el 29.8% del valor de las exportaciones dominicanas hacia este destino se encontraron clasificadas como oportunidades perdidas.
El sector energético presentó un mayor nivel de eficiencia en el uso de la energía respecto a la intensidad energética regional. Sin embargo, son tareas pendientes mejorar la autosuficiencia y la transición energética, ya que estas se encuentran por debajo del promedio de ALC.
La llegada de turistas internacionales logró una mayor recuperación que los promedios latinoamericanos. También, el índice de desarrollo de viajes y turismo indicó un buen desempeño en los subíndices de entorno favorable, política y habilitación, infraestructura y sostenibilidad.
En cuanto a transporte y logística, el país registró un desempeño positivo y superior al de la región en todos los indicadores considerados; dentro de estos, el índice de conectividad marítima y de conectividad marítima bilateral con Estados Unidos.
Con relación a la relevancia del sistema educativo para la economía, el cual mide qué tan bien este satisface las necesidades de una economía competitiva, el país se colocó por debajo del promedio de ALC. Asimismo, los indicadores de desempeño estudiantil revelaron brechas importantes con respecto a la región. En ambos casos, se observaron avances al comparar con años anteriores.
El sector salud, con un desempeño negativo, reveló importantes brechas con los países de la región en lo que se refiere a la prevención, sistema de salud, normas y riesgos asociados a la seguridad sanitaria. Asimismo, presentó resultados peores a los promedios de ALC en estadísticas vitales de salud como la tasa de fertilidad en adolescentes, tasa de mortalidad infantil y tasa de mortalidad en menores de 5 años.
Por otro lado, administración pública se colocó por encima del promedio latinoamericano en cuatro de los seis indicadores mundiales de buen gobierno. Asimismo, al comparar con el periodo anterior, el país logró avances en todos los indicadores de buen gobierno, destacándose: efectividad del gobierno, imperio de la ley y control de la corrupción. Sin embargo, el país mostró menos estabilidad que la región en el componente de servicios públicos del índice de estados frágiles.
El eje institucionalidad continuó mostrando un desempeño deficiente comparado con la región. Sin embargo, presentó mejoría en el índice de percepción de la corrupción y en los factores justicia penal, cumplimiento regulatorio y gobierno abierto del índice de estado de derecho.
El mercado laboral exhibió resultados positivos en la mayoría de los indicadores. Sin embargo, registró un elevado nivel de informalidad, un alto desajuste educativo y una fuerza laboral con bajos niveles de cualificación.
En género, la pobreza siguió afectando en mayor grado a las mujeres que a los hombres, resultado peor al promedio regional. No obstante, el país mostró un resultado igual o superior a ALC en la mayoría de los indicadores considerados.
En economía digital se obtuvo un mayor puntaje en el índice de impulsores de asequibilidad del internet. Igualmente, clima de negocios presentó un mejor desempeño en cuanto a condición empresarial y clima de inversión.
Por último, República Dominicana registró importantes deficiencias en los ejes innovación y desarrollo, territorio y medio ambiente. En este último, el desempeño fue inferior a la media regional en los índices de desempeño ambiental, entorno verde, gestión de riesgos y futuro verde. En cambio, el país se ubicó por encima del promedio regional en la proporción de lugares importantes para la biodiversidad marina y terrestre