No es un fenómeno nuevo, pero parece estar más presente que nunca, además de que empezó temprano.
Santo Domingo RD .- El trasiego de dirigentes políticos, de un partido a otro, es uno de los elementos que caracterizan el proceso electoral que en teoría no ha comenzado pero que, en la práctica, hace tiempo está en marcha.
No es un fenómeno nuevo, pero parece estar más presente que nunca, además de que empezó temprano. Aunque en distintas medidas, ya los tres principales partidos han participado en el “intercambio” de figuras, como emisores y como receptores. Como todos están participando, a ninguno le lucirá desacreditar la práctica y acusar al otro. Lo ocurrido el pasado fin de semana es solo una muestra. Todos los partidos realizaban actividades institucionales en distintos puntos del país, pero no fue eso lo más celebrado, sino las “conquistas” que cada uno logró.
Los casos
Como se esperaba, el alcalde de Higüey, Cholitín Duluc, ingresó formalmente al PRM. El golpe directo lo recibe el BIS, e indirectamente lo sufre Fuerza del Pueblo, aunque sus voceros no quieran reconocerlo. Ahora resulta que Cholitín no tenía dolientes. El mismo día, Aníbal García Duvergé, exdirigente del PRD que en un momento coqueteó con el PRM, pasó a apoyar a Leonel Fernández y a la FP. Mientras, el PLD, que últimamente parece solo tener puertas de salida y no de entrada, recibió en Barahona dos “refuerzos”, provenientes del partido liderado por Fernández.
Pleito desigual
Fuerza del Pueblo era el partido que más celebraba el trasiego, porque hasta hace poco era el más beneficiado, sobre todo por los que venían con sus maletas desde el “viejo partido”. Ahora los movimientos se dan en distintas direcciones, pero cuando se suma y se resta, los mayores beneficios se los lleva el oficialismo. Esto así, porque del PRM, como partido en el poder y con posibilidades de quedarse, son pocos los que se van. La puerta de entrada es ancha y la de salida no se ve. Y el “intercambio” que se da entre los dos principales partidos de oposición tampoco le preocupa porque es solo la profundización de la división entre dos rivales.