Durante casi 20 años el “humilde” dueño de una tienda de alimentos sembró el terror en las provincias chinas de Baiyin y Baotou
CHINA.– Una de las cosas que tienen en común los asesinos en serie es que se trata de personas que pasan desapercibidas, son como lo dice el viejo adagio, un lobo con piel de oveja. Esta historia nos hace recordar que estos sujetos están en cualquier parte, no hay un país que pueda decirse que es exclusivo en este tipo de criminales, en esta oportunidad viajaremos hasta la lejana china donde a plena vista se escondía Gao Chengyong, quien más tarde sería conocido como “el Destripador chino”.
Gao Changyong nació el 10 de noviembre de 1964 en el pueblo de Qingcheng, distrito de Yuzhong, Gansu fue agricultor y comerciante, un hombre que no despertaba sospechas, casado y con dos hijos. Era un hombre calificado por quienes lo conocían como honesto y tranquilo y aun cuando tuvo algunos problemas con la justicia china, siempre salió bien librado de ellos.
Durante casi 20 años, Gao Changyong, fue el hombre que se escondía detrás de “el Destripador”. En esos años, asesinó, abusó sexualmente y mutiló a 11 mujeres, entre ellas una niña de ocho años.
Las autoridades creen que su primer asesinato se originó en una tienda de comestibles que manejaba junto a su esposa en Baiyin.
Por lo general actuaba durante el día, cuando seleccionaba a sus víctimas, quienes generalmente estaban vestidas de rojo. Las seguía hasta su casa, donde las atacaba con una violencia brutal, por lo general por la espalda, luego indistintamente las apuñalaba o abusaba y luego las destripaba.
Muchos se han preguntado cómo fue posible que un hombre como Gao, un agricultor y comerciante, fuera capaz, durante tantos años, de los brutales asesinatos sin levantar sospechas entre las autoridades, en un país como China, que tiene uno de los sistemas policiales más grandes y represivos del mundo.
Al parecer logró estos objetivos porque era uno más de entre millones de migrantes rurales que a menudo se trasladan por toda china dependiendo del trabajo que encuentren, así evadió los controles y la red de búsqueda de huellas dactilares de la policía.
Pero, como ha sucedido en muchos de estos casos, la casualidad parece ser el mejor detective, y en 2011 la policía adquirió la tecnología capaz de rastrear pistas de ADN, a partir de ese momento la suerte de Gao cambió.
Cinco años más tarde, un pariente de Gao, un tío, se vio involucrado en unos delitos y se vio obligado a dar muestras de su ADN, los investigadores encontraron una vinculación que le daba un posible rostro al asesino.
Finalmente, en 2016, después de una larga investigación, la policía arrestó a Gao Chengyong en su tienda de comestibles, donde trabajaba junto a su esposa y su hijo.
Gao confesó haber cometido los asesinatos, y la policía encontró pruebas irrefutables en su contra. En 2018, Gao fue condenado a muerte y ejecutado el 3 de enero de 2019.
Su caso es un recordatorio de que los asesinos en serie pueden estar escondidos en cualquier lugar.