En una rara incursión fuera de su país, el norcoreano viajará hasta Vladivostok, en la costa pacífica rusa, para discutir con el líder ruso un nuevo acuerdo militar a cambio de ayuda alimentaria
El líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, tiene planificado viajar a Rusia este mes para reunirse con el presidente Vladimir Putin. Según trascendió, el objetivo del viaje es discutir la posibilidad de enviar a Rusia más armamento para su invasión a Ucrania, además de estrechar la cooperación militar entre ambas naciones.
De acuerdo a lo publicado por el New York Times, Kim Jong-un probablemente viaje en su tren blindado desde Pyongyang, la capital de Corea del Norte, hasta la ciudad ubicada en el oriente ruso, Vladivostok, en la costa del Pacífico. Allí ya se han reunido los dos mandatarios en varias oportunidades.
En las últimas semanas aumentaron los reportes del interés de Putin para que el líder norcoreano acepte enviar a Rusia proyectiles de artillería y misiles antitanque, que Rusia necesita imperiostamente ante la falta de producción propia para sostener la ofensiva contra Ucrania.
A su turno, Kim Jong-un busca que Rusia envíe a Corea del Norte tecnología avanzada para satélites y submarinos de propulsión nuclear, además de ayuda alimentaria.
Rusia ha propuesto la participación de Corea del Norte en los ejercicios navales conjuntos que realiza con China, de acuerdo con un legislador surcoreano que asistió a una reunión informativa a puerta cerrada con el director de la principal agencia de espionaje de Corea del Sur.
La sesión informativa se produjo días después que el embajador de Rusia en Corea del Norte, Alexander Matsegora, dijera a medios rusos que incluir a Corea del Norte en ejercicios militares conjuntos entre Rusia y China “parece apropiado”.
Matsegora añadió que era su propio punto de vista y que no estaba al tanto de ningún preparativo, según la agencia de noticias rusa Tass.
“Debatimos esto con todos, incluyendo Corea del Norte. ¿Por qué no? Son nuestros vecinos. La antigua sabiduría popular rusa reza: a los vecinos no se les elige y es mejor vivir con ellos en paz y concordia”, afirmó a los medios rusos el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú.
Shoigú argumentó que los militares rusos celebran junto a sus colegas chinos, vecinos de Rusia y Corea del Norte, “no solo maniobras, sino patrullas conjuntas de la aviación estratégica, patrullas conjuntas de buques portamisiles”.
Se trata de una práctica, añadió, que si antes era esporádica, “ahora se lleva a cabo dos o tres veces al año, y continuamos haciéndolo”, por lo que no descartó que suceda lo mismo con Corea del Norte.
Según el legislador Yoo Sang-bum, cuando se le preguntó al director del Servicio Nacional de Inteligencia de Corea del Sur, Kim Kyou-hyun, sobre la posibilidad de tales ejercicios, dijo Shoigu probablemente propuso realizar ejercicios navales trilaterales con Corea del Norte y China en un encuentro con el líder norcoreano Kim Jong Un en julio.
Kim Jong Un invitó a Shoigu a un importante desfile militar en Pyongyang en julio y prometió ampliar la cooperación militar con Moscú, que según funcionarios estadounidenses podría implicar suministros norcoreanos de artillería y otras municiones mientras el presidente ruso Vladímir Putin busca apoyo en otros países para su guerra contra Ucrania.
La semana pasada, la Casa Blanca señaló que Kim y Putin intercambiaron cartas cuando Moscú buscaba en Pyongyang más municiones.
El titular de Defensa ruso también volvió a reunirse con su homólogo norcoreano, Kang Sun-nam a mediados de agosto, durante la XI Conferencia de Seguridad Internacional de Moscú, ocasión en que también dialogó con el ministro de Defensa chino, Li Shangfu, para estrechar lazos militares como contrapeso a Occidente.
En medio de las crecientes tensiones nucleares con Washington, Seúl y Tokio, Kim Jong Un ha estado tratando de aumentar la visibilidad de sus asociaciones con Moscú y Beijing al tiempo que busca romper el aislamiento diplomático y hacer que Pyongyang forme parte de un frente unido contra Estados Unidos.
La diplomacia entre Pyongyang y Washington se ha estancado desde 2019 debido a desacuerdos sobre las paralizantes sanciones lideradas por Estados Unidos contra Corea del Norte y las medidas vacilantes norcoreanas para reducir su programa de armas y misiles nucleares.