São Paulo (EFE).- El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, llamó este domingo, en el primer mensaje de Navidad desde que regresó al poder, a “restaurar la paz” frente al “odio” de los golpistas que dividieron el país e intentaron derrocarle hace casi un año.
“De aquel triste 8 de enero, la democracia salió victoriosa y fortalecida. Fuimos capaces de restaurar las vidrieras en un tiempo récord, pero falta restaurar la paz y la unión entre amigos y familiares”, dijo el líder progresista durante su discurso, emitido por televisión, radio y redes sociales.
El mandatario hizo así alusión al asalto de Brasilia, cuando miles de seguidores del expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro invadieron y destrozaron las sedes de la Presidencia, el Congreso y la Corte Suprema, con el objetivo de incentivar una intervención militar para derrocarle una semana después de haber asumido.
Afirmó que ese episodio fue promovido por el “odio de algunos” contra el Estado de Derecho, dejó “cicatrices profundas”, “dividió el país”, “separó familias” y “puso en riesgo la democracia”.
“Felizmente, la tentativa de golpe causó el efecto contrario: unió todas las instituciones, movilizó a los partidos políticos por encima de las ideologías y provocó la pronta reacción de la sociedad”, expresó el jefe de Estado, que apareció vestido con una corbata roja.
Hasta la fecha, el Supremo ha condenado a una veintena de las cerca de 2.000 personas imputadas por la asonada golpista, de las que 66 siguen en la cárcel, entre sentenciadas y aquellas con prisión preventiva, mientras que el resto responde al proceso en libertad.
En este sentido, Lula animó a los brasileños a “combatir las noticias falsas, la desinformación y los discursos de odio”.
En otra crítica velada a la anterior administración, el dirigente del Partido de los Trabajadores (PT) aseguró que, desde que asumió el poder, “Brasil volvió a tener un Gobierno de verdad”.
En este marco, repasó las iniciativas puestas en marcha por su Ejecutivo en este 2023, entre ellas la recuperación de varios programas sociales que ya impulsó durante sus dos primeros mandatos, entre 2003 y 2010.
También destacó la aprobación de una profunda reforma tributaria, que calificó de “hecho histórico”, y se mostró optimista con la economía brasileña con vistas al próximo año.
“2023 fue tiempo de plantar y reconstruir. Aramos el terreno, lanzamos las semillas, regamos todos los días, cuidamos con todo el cariño a Brasil y a su pueblo. Creamos todas las condiciones para tener una cosecha generosa en 2024”, apuntó.
El mercado financiero espera que Brasil cierre el 2023 con un crecimiento muy próximo al 3 %, en línea con las previsiones del Ejecutivo y el Banco Central, y que, en cualquier caso, superará las estimaciones de principios de año, que eran apenas del 0,6 %.
Además, la inflación se ha moderado y actualmente se ubica en el 4,68 % interanual, es decir, dentro del techo de la meta para este año (4,75 %), mientras que el desempleo está ligeramente por debajo del 8 %.
Sin embargo, el déficit público se ha disparado hasta cerca del 8 % del Producto Interno Bruto, mientras que la deuda roza el 75 % del PIB, según datos oficiales.
Además, se espera un frenazo para 2024, cuando el país debe crecer un 1,5 %, de acuerdo con las previsiones del mercado.
Frente a ello, Lula garantizó que el próximo año van a “trabajar fuertemente para superar, una vez más, todas las expectativas”.