El comienzo del año 2024 llena de optimismo a los dominicanos. Hay que hacer frente a cualquier inconveniente que surja en la marcha de esta nueva etapa del siglo 21. El 2023 dejó temas inconclusos, que no se van a solucionar por magia o sacando un conejo del sombrero.
Siempre debe mantenerse la línea de marchar hacia adelante, de ir dejando detrás acontecimientos desagradables, que en nada ayudan al desarrollo del país. Sin embargo, los dolores sociales están presentes y hay que buscarle solución.
En el año recién transcurrido se lograron metas importantes, y en otros renglones los pasos fueron muy cortos, y no llegaron a ningún lado. Llegar a sobrepasar los diez millones de turistas en un año, es positivo y trascendental.
Las remesas y el turismo se han convertido en renglones básicos como los sustentadores de la economía nacional. Una meta de diez millones de visitantes que este año se podría superar, en caso de que se ponga fin a la guerra entre Rusia y Ucrania.
A contrapelo del crecimiento de la economía dominicana en el año 2023, hay que pensar en revisiones y subvenciones. No hay igualdad en el crecimiento del desarrollo económico, ni reparto equitativo de los beneficios. De ahí a que se tiene que profundizar lo que se refiere a la compensación social de la producción.
El sector privado debe ser agente de una masiva programación de creación de nuevos empleos. No se puede dejar al mercado ocasional, a los buhoneros y a los chiripeo, la forma de subsistencia de la mayoría de los dominicanos. Hay que apuntalar a capacitar técnicos y obreros especializados, y abrir puertas a los nuevos profesionales.
Para ello hay que mejorar el sistema educativo, partiendo desde lo básico, hasta el bachillerato. La base fundamental de la preparación de un buen técnico o profesional, es la enseñanza o disciplina que el niño recibe en los primeros años.
Hoy se dan los pasos iniciales en un año que comienza, con todos los inconvenientes y males del pasado. Hay que trabajar para eliminar las zancadillas, y sobre todo tener mucho poder de concertación, en medio de un año electoral que siempre resulta traumático.
Un baño de optimismo es positivo, pero para que prospere se tiene que dar la unidad en la diversidad. El país enfrenta grandes retos, que tienen que ser enfrentados y solucionados por todos. El momento es de comenzar la acción. ¡Ay!, se me acabó la tinta.