Washington (EFE).- El Banco Mundial mantuvo este martes su previsión de crecimiento global en el 2,4 % para este 2024 pero bajó tres décimas la de 2025, hasta el 2,7 %, como consecuencia de la caída del comercio mundial, los altos tipos de interés, así como por la inestabilidad geopolítica que podría provocar un “mayor debilitamiento del crecimiento” futuro.
El organismo publicó este martes su último informe Perspectivas Económicas Globales en el que alerta de un “panorama sombrío” para los próximos años, pese a que “se está controlando la inflación mundial sin llevar al mundo a una recesión”, apuntó en una llamada con medios el economista jefe del banco, Indermit Gill.
“Es raro que los países reduzcan las tasas de inflación sin provocar una desaceleración, pero esta vez un aterrizaje suave parece cada vez más posible. Sin embargo, más allá de los próximos dos años, el panorama es sombrío”, destacó.
A finales de 2024, señala el organismo, se alcanzará un “lamentable récord”: el lustro de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) global más lento en 30 años.
Todo ello pese a que, en medio de la “avalancha de shocks” que se han producido en los últimos años, la economía global ha demostrado ser “sorprendentemente resistente”, apunta el Banco. De hecho, la institución con sede en Washington mejoró en cinco décimas el crecimiento de 2023, hasta el 2,6 %, con respecto a las anteriores proyecciones publicadas en junio.
Este año, las economías avanzadas crecerán el 1,2 %, misma cifra que la estimada en junio pasado, aunque en 2025 crecerán seis décimas menos de lo esperado previamente, el 1,6 %.
Más concretamente, la zona euro crecerá el 0,7 % en 2024 (seis décimas menos que la estimación previa) y en 2025 el 1,6 % (siete décimas menos). Estados Unidos, por su parte, lo hará a un ritmo del 1,6 % (seis décimas más de lo estimado) en 2024 y 1,7 % en 2025 (seis décimas menos).
Las economías emergentes crecerán solo el 3,9 % en 2024 y 4 % en 2025 (frente al 7 % que crecieron en 2021, por ejemplo), las mismas cifras que el Banco Mundial estimó en junio.
América Latina y el Caribe crecerán el 2,3 % en 2024 (tres décimas más de lo antes estimado) y el 2,5 % en 2025 (una décima menos). “Se espera que el lastre para la actividad económica debido al endurecimiento previo de la política monetaria disminuya a lo largo de 2024”, señala el Banco Mundial.
En cuanto a la principal potencia emergente, China, continuará ralentizando su crecimiento y solo crecerá el 4,5 % en 2024 y el 4,3 % en 2025 (una décima menos de lo estimado anteriormente, en ambos periodos).
De hecho, China es una de las principales preocupaciones a nivel global del Banco Mundial, según señaló Gill.
“Existen múltiples riesgos de que las previsiones empeoren, entre ellos el aumento de las tensiones geopolíticas, la tensión financiera relacionada con las elevadas tasas de interés, la posibilidad de una inflación persistente, un crecimiento más débil de lo esperado en China, una mayor fragmentación y desastres relacionados con el cambio climático”, afirmó.
El reciente conflicto en Oriente Medio, que se suma a la invasión rusa de Ucrania, ha aumentado considerablemente los riesgos geopolíticos y la intensificación de estos conflictos “podría tener repercusiones globales adversas a través de los mercados financieros y de productos básicos, el comercio y la confianza”, señala el BM.
Los recientes ataques a buques comerciales que transitan por el Mar Rojo ya han comenzado a perturbar “rutas marítimas clave” y han erosionado “las redes de suministro” y aumentando “la probabilidad de cuellos de botella inflacionarios”.
En un entorno de conflictos en aumento, señala el BM, el suministro de energía “también podría verse sustancialmente afectado”, lo que provocaría un aumento en los precios de la energía y de otras materias primas, traería más incertidumbre geopolítica y económica y “un mayor debilitamiento del crecimiento”.
De hecho, otro de los aspectos que más preocupa al BM -además del “mediocre” crecimiento global a medio plazo- es “el pobre crecimiento del comercio mundial”.
“El comercio es un motor de crecimiento económico y de reducción de la pobreza, pero este año será mucho menor que el año pasado y se espera que sea sólo la mitad del promedio de la década anterior a la pandemia”, afirmó Gill.
Por todo esto, señala Gill, es imporante que haya “una corrección importante del rumbo” para que la década de 2020 no pase a la historia “como una década de oportunidades desperdiciadas”.
Entre otros aspectos, el BM recomienda que para abordar el cambio climático y alcanzar otros objetivos clave de desarrollo global para 2030, los países en desarrollo necesitarán aumentar la inversión unos 2,4 billones de dólares por año.
Según un análisis que ha hecho del BM basándose en la experiencia de 35 economías avanzadas y 69 economías en desarrollo durante los últimos 70 años, las economías en desarrollo a menudo obtienen ganancias económicas inesperadas cuando aceleran el crecimiento de la inversión per cápita a al menos el 4 % y lo mantienen durante seis años o más.
“El ritmo de convergencia con los niveles de ingreso de las economías avanzadas se acelera, la tasa de pobreza disminuye más rápidamente y el crecimiento de la productividad se cuadriplica”, afirma el BM.