El icónico vocalista colombiano Nelson Pinedo, conocido por su apodo “El Almirante del Ritmo” y su paso por la legendaria orquesta Sonora Matancera, es recordado a través de la cumbia Si yo muero, la cual tomó más fuerza luego de su muerte en 2016.
Este tema, emblemático del Caribe colombiano refleja la identidad y los deseos del artista por permanecer eternamente en su amada Barranquilla. Los coleccionistas de música de la época, así como expertos y entusiastas, rescataron su legado y lo rememoran destacando la huella indeleble que dejó en la música tropical y romántica de Colombia, precisamente hoy que se cumplen 100 años desde aquel 12 de enero de 1924 cuando se fundó la icónica orquesta cubana, La Sonora Matancera.
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El barranquillero, quien fue el único colombiano ser uno de los cantantes de popular orquesta entre 1953 y 1958, fue resaltado por coleccionistas de música y expertos como Augusto Sosa y Ley Martín por su contribución cultural, llevando la música colombiana a escenarios internacionales.
Pinedo, además de ser recordado por su voz envolvente y su pasión por Barranquilla, logró imponer una condición única al director Rogelio Martínez para incorporarse a la Sonora Matancera: interpretar obras de compositores de su país, como José Benito Barros, Rafael Escalona y José María Peñaranda, promoviendo así la cultura colombiana en el extranjero con grande éxito.
El repertorio de Nelson Pinedo incluye temas como El vaquero, El ermitaño y Me voy pa’ La Habana (originalmente Me voy pa’ Cataca), que se convirtieron en éxitos en Cuba bajo su interpretación.
Su legado sigue vivo gracias a los esfuerzos de recopiladores y aficionados a la música, quienes a través de plataformas como YouTube y eventos conmemorativos, aseguran que su voz y su arte sigan resonando en la memoria colectiva de la música tropical y caribeña.
Ley Martín, reconocido en el mundo de la salsa y la empresa, considera a Pinedo el artista más importante que ha tenido Colombia en el ámbito de la música tropical y romántica, un testamento al impacto y trascendencia que su música y su figura han tenido a través de generaciones. El eco de su canto sigue vibrante, destacando su importancia no solo como vocalista sino como embajador cultural de la música colombiana.
El legado musical del icónico cantante colombiano Nelson Pinedo, conocido por muchos como “El Pollo barranquillero”, perdurará tras su muerte a los 88 años de edad, producto de un accidente cerebrovascular el pasado 27 de octubre de 2016.
Con un repertorio que incluye clásicos como “El mochilón” y “El gavilán”, Pinedo dejó una huella imborrable en la música del Caribe colombiano. Su contribución a la fusión de ritmos en la región fue destacada por Jairo Solano Alonso, director del Grupo de Estudios Interdisciplinarios sobre el Caribe de la Universidad Simón Bolívar. Las cenizas del artista serán depositadas en su ciudad natal, Barranquilla, el 21 de noviembre, en la iglesia de San Roque, cerca de su barrio Rebolo.
Las habilidades de Pinedo como vocalista le permitieron adaptarse e interpretar diversos ritmos y formatos orquestales, llevando incluso la música colombiana a escenarios internacionales, como La Habana. Solano resaltó que Pinedo, a quien se le llegó a conocer como “el embajador Pinedo”, colaboró con figuras destacadas como Cortijo y su combo de Puerto Rico, con quienes grabó el álbum Invites to Dance with Cortijo en 1956. El “Pollo barranquillero” conmemoró la importancia cultural de Cuba para los artistas hispanohablantes del momento, considerándola como “La Meca del mundo hispanohablante”.
Napoleón Nelson Pinedo Fedullo dejó un amplio repertorio musical y una trascendencia indiscutible en Colombia, así lo confirma su música y las acciones emprendidas para honrar su memoria. En las palabras del postrer tema “Si yo muero”, Pinedo dejó claro su deseo: “Yo no quiero llanto, yo no quiero flores, lo que quiero es cumbia, con todos alegres bailando y cantando con muchos tambores… ¡Y aquí queda eso!”.