SANTO DOMINGO, RD.-La Constitución prohíbe a militares policías activos participar en política y votar en las elecciones.
Sin embargo, los asimilados de ambas instituciones, que actualmente suman 3,225 distribuidos con 445, la Fuerza Aérea 1,860, el Ejército de la República cuenta con 720 y la Armada 200, tienen derecho al voto.
Varios ex jefes militares dominicanos una vez “cuelgan” el rango y los uniformes, se involucran en activismo político y hasta crean sus propias organizaciones políticas.
Tales han sido los casos de los extintos generales Neit Rafael Nivar Seijas y Elías Wessin y Wessin, quienes fundaron y presidieron los partidos de Acción Nacionalista (PAN) y Quisqueyano Demócrata (PQD), respectivamente.
Nivar Seijas fue siempre un aliados y seguir del presidente Joaquín Balaguer, mientras que Wessin y Wessin, se inclinó por sus propias opciones e ideología y en una oportunidad fue aliado del Partido Revolucionario Dominicano. Dentro de una coalición opositora al doctor Balaguer.
También esta los caso del ex secretario de las Fuerzas Armadas, José Miguel Ángel Soto Jiménez y el ex jefe del Ejército, mayor general Jorge Radhames Zorrilla Ozuna, quienes inmediatamente fueron separados de sus funciones en el año 1996.
Soto Jiménez creo el partido “Quinta República” y Zorrilla Ozuna el Movimiento Cívico Renovador y luego lo llevo a la categoría de Partido Cívico Renovador.
Aunque no vota, cada militar si tiene influencias en su cuadro familiar, de amigos y de vecinos para inducirlos a que voten por un candidato determinado.
La Constitución es bien clara en el sentido de que los integrantes de los organismos armados no son deliberantes, tienen que tener una postura de obediencia y no pueden realizar actividades políticas.
La Ley orgánica de las fuerzas Armadas prohíbe que los militares sean activistas políticos.
En los gobiernos del doctor Joaquín Balaguer los militares jugaban un amplio espectro político. Los altos oficiales encabezaban actos del Partido Reformista o alentaban a movimientos paralelos.
Se llegó a la osadía en un torneo electoral de colocar pañuelos coloraos, el color símbolo del reformismo, y en el cañón de los fusiles un trapo rojo. Fue una etapa de politización total de las fuerzas armadas. Un hecho que debe quedar en el olvido y no se debe repetir.
Ya en los Estados Unidos y Europa los militares pueden participar en las votaciones, pero para realizar cualquier actividad tienen que vestir de civil, y cuidarse de hacer promoción de sus rangos.