En las recientes elecciones del 19 de mayo, Leonel Fernández, candidato por la Fuerza del Pueblo (FP), mostró una vez más su habilidad política y experiencia, pero su campaña fue socavada por el equipo que lo rodeó. El refrán "Se gobierna con los compañeros, se gana con los capacitados" nunca ha sido más pertinente. Fernández, a pesar de su potencial, estuvo rodeado de mediocres e ineptos, lo que resultó en una campaña electoral desastrosa.
La política actual no solo requiere agilidad, sino también campañas electorales adaptadas a los tiempos modernos, utilizando herramientas de escucha social y estrategias innovadoras. Estos tiempos de innovación exigen trabajar en nichos y micro nichos, en lugar de las campañas tradicionales que intentan llegar a todo el mundo. Antes, era aceptable hacer campaña con los mismos líderes y dirigentes del partido, pero hoy se necesita un equipo con una mentalidad transformada, con conceptos nuevos sobre innovación y pensamiento crítico.
Para tener éxito, se necesita un equipo comprometido con el éxito del proyecto, no con sus propios intereses. Un proyecto político debe considerar elementos híbridos, combinando enfoques tradicionales y ágiles, y saber cuándo y cómo utilizarlos. Esto requiere un equipo capacitado, con un plan establecido y aprobado dentro de un ciclo de vida del proyecto: inicio, planificación, ejecución, control y cierre.
Sin entender la diferencia entre un sistema operacional y un proyecto, en este caso, entre un partido que requiere manejo y operación continua y una campaña electoral definida por un objetivo con un principio y un final, es imposible tener éxito. Una campaña electoral requiere implementación, estrategias y herramientas muy distintas a la operación diaria de un partido.
Leonel Fernández puede estar sorprendido por los resultados de las elecciones, pero para aquellos con conocimiento en este ámbito, no fue una sorpresa. La campaña de Fernández careció de estrategia, con un equipo ineficaz y sin un plan definido. No había un "War Room" y había múltiples islas de poder, cada una tirando en su propia dirección. El jefe de campaña se limitaba a acompañar al candidato y despachar en las noches entre cigarros y vinos. El jefe de finanzas se comportaba como el jefe de campaña, y el encargado de la provincia más grande del país era simplemente un buen muchacho, cuya única habilidad era la lealtad al candidato.
La responsabilidad de este fracaso recae directamente en el presidente Leonel Fernández, quien eligió un equipo de "Yes Men" sin capacidad en el área electoral, que no podían discutir o refutar ninguna de sus propuestas. El tiempo en el que los candidatos eran los jefes de sus propios proyectos y estrategas ha terminado. Es crucial entender que una campaña exitosa requiere de profesionales capacitados y estratégicos.
En conclusión, el fracaso de Leonel Fernández en las elecciones no se debió a su falta de habilidad o experiencia como candidato, sino a su decisión de rodearse de un equipo ineficaz y mediocre. Para futuros intentos, será esencial que Fernández entienda la necesidad de rodearse de profesionales capacitados que puedan llevar a cabo una campaña efectiva y exitosa.