Al cuarto mes del 2024 las pérdidas totales acumuladas de las empresas distribuidoras de electricidad (EDE) alcanzaron el 41.9%. Es decir, por cada 100 GWh de energía comprada las EDE perdieron el equivalente a 42 gigavatios-hora (GWh). Lo que equivale a US$394.8 millones solo por pérdidas de energía comprada y no cobrada a los usuarios. Esto según el último informe de desempeño elaborado por el Ministerio de Energía y Minas.
A abril de 2024, las EDE compraron 6,085.4 GWh. De ese monto, 2,263.6 GWh no pudieron ser facturados; por lo tanto, representaron energía perdida. El cociente de los dos valores anteriores representó una pérdida equivalente a 37.2%.
Por otro lado, en este periodo las EDE cobraron 3,643.6 GWh de los 3,821.8 GWh facturados, lo que arroja una diferencia de 178.2 GWh de energía no cobrada, equivalente a un 4.6%. La suma de ambos porcentajes representa el 41.9% de pérdidas totales al cuarto mes de 2024
Según la ley de presupuesto 2024, se tiene previsto que las EDE reciban RD$86,393.0 millones a través de transferencias corrientes. Hasta mayo, según los últimos datos publicados por la Dirección General de Presupuesto, se ejecutaron RD$36,508.7 millones, lo que representa un 42.2% del monto presupuestado.
Mantener la administración de las EDE dentro del sector público ha demostrado que es una manera consistente de que se agrave el nivel de pérdidas de las mismas en el tiempo. Mientras las EDE no se vean obligadas a ser eficientes y, por ende, a no tener pérdidas, seguirán en el círculo vicioso de utilizar el dinero de los contribuyentes para financiar su funcionamiento. La única forma de generar incentivos para la eficiencia es permitiendo que las distribuidoras de energía sean administradas por entidades privadas que inviertan en ellas. Cuando los inversionistas arriesgan su dinero, tienen el incentivo de generar beneficios para no perder su capital, para lo cual es necesario darle al consumidor un servicio que valore. En cambio, si el financiamiento y la administración pública continúan, las pérdidas de energía seguirán representando un costo para la sociedad, que será cubierto con impuestos o un mayor endeudamiento público.