El papa Francisco ha pedido perdón a los que han sido "heridos" por los pecados" de la Iglesia y ha expresado su "vergüenza" por ello, en una ceremonia celebrada este martes en la Basílica de San Pedro. En el acto, siete cardenales se han disculpado por las diversas faltas cometidas por el clero, incluidos los abusos sexuales.
"Pedimos perdón por todos nuestros pecados. Pedimos perdón, sintiendo vergüenza, a aquellos que han sido heridos por nuestros pecados", ha dicho el papa en una inédita vigilia penitencial previa al Sínodo, la asamblea de obispos que comienza este miércoles para abordar los asuntos más importantes para la Iglesia.
Francisco ha querido escribir personalmente las peticiones de perdón leídas por algunos cardenales porque "era necesario llamar por su nombre a nuestros principales pecados", como "la falta de coraje para luchar por la paz", por convertir la Tierra en "un desierto", ha indicado. Además, se ha disculpado por los pecados contra los pueblos indígenas, los migrantes y las mujeres, entre otros.
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Una víctima de abusos del clero cuenta su experiencia
El pontífice ha realizado estas declaraciones después del discurso de una víctima de abusos sexuales por parte de miembros del clero en una ceremonia previa Sínodo de los Obispos que arranca mañana.
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El sudafricano Laurence Gien, que sufrió abusos sexuales de pequeño, ha explicado al papa cómo fue violado con solo 11 años por parte de un miembro del clero católico. Gien, un barítono con larga carrera operística en Alemania y Europa, ha explicado que su abusador se aprovechó de él durante meses, en los que "utilizó elogios, castigos físicos" y "manipulación psicológica". "Desde entonces, me he visto obligado a caminar con este perpetrador estampado en mi alma durante los últimos 53 años", algo que, aseguró, "es parte de mi ser físico y consciencia, y está tan presente hoy como lo estuvo cuando tuvo lugar la impactante violación", indicó Gien.
También ha hablado en la ceremonia Deema Fayyad, una monja de la ciudad siria de Homs y miembro de la comunidad monástica de Al Khalil, quien ha explicado cómo se vio "profundamente marcada por las heridas de la guerra" que azotó a su país.
La monja apeló a no dejarse llevar por la ira y a transformar la frustración "en un compromiso con una resistencia no violenta que, con gran esfuerzo, renuncia a todo acto y pensamiento violento".
En el acto también ha intervenido la directora de la Fundación Migrantes en Toscana de Sara Vatteroni, acompañada de Solange, una migrante de Costa de Marfil que llegó por mar a Italia hace cinco meses. Vatteroni ha expresado su malestar por la muerte de migrantes que intentan alcanzar Europa navegando por aguas del Mediterráneo.
Es una ruta "considerada la más peligrosa del mundo porque en promedio seis personas pierden la vida cada día", denunció.
El papa, contra los abusadores
No es la primera vez que el papa Francisco condena los pecados que se han cometido dentro de la Iglesia católica.
En su última aparición en Bruselas esta misma semana, ha condenado a los abusadores durante la Santa Misa en el Estadio Rey Balduino. "Condenen a los abusadores y ayúdenlos a curarse de esta enfermedad del abuso. En la Iglesia hay lugar para todos. No hay lugar para el abuso ni para encubrirlo. Todos serán juzgados", expresó.
“¡No encubran los abusos!“
Su persecución contra los abusadores hizo que compartiese su dolor por las víctimas que encontró en Bélgica: "Los escuché, sentí su sufrimiento como abusados y lo repito aquí: en la Iglesia hay lugar para todos, pero todos serán juzgados y no hay lugar para el abuso, no hay lugar para encubrir el abuso. Pido a todos: ¡No encubran los abusos! Pido a los obispos: ¡No encubran los abusos! Condenen a los abusadores y ayúdenles a curarse de esta enfermedad del abuso", exclamó. Estas palabras fueron aplaudidas por los presentes al acto.