En la temporada navideña se debe imponer el orden. El gobierno tiene que poner todo su empeño en que disminuya la dosis de violencia que afecta a la sociedad dominicana.
Con fino tacto, hay que disponer mayor vigilancia y prevención del delito. No se pueden nunca violar los derechos de los ciudadanos, sino mantener el orden y la tranquilidad.
La policía se debe manejar en base a estudios de donde ocurren los actos de violencia, la hora y el momento. Con tecnología de punta y conocimiento de causa se puede prevenir el delito.
Es imposible que en cada esquina haya un policía vigilando, pero no es imposible tener las coordenadas, con cámaras y fina inteligencia para someter a los atracadores y malandrines.
El ciudadano también se debe apoderar de qué hay que hacer frente al delito sin bajar la guardia ni cometer excesos. Debe ser más comedido que nunca, sobre todo al mover sumas de dinero, prendas o cualquier artículo de valor.
En especial se debe comprender que no es correcto falsear los índices de violencia y decir que están controlados, mientras que el crimen, en todas sus variantes, se enseñorea entre los ciudadanos indefensos.
Sin embargo, bueno es reconocer los esfuerzos de la policía y los organismos de seguridad por mantener el orden público, en una ciudad desorganizada y sin respeto a nada ni nadie.
Tiene que haber una total armonía entre la ciudadanía y los organismos oficiales. Solo así se podrá mantener el orden, y la prevención dar resultados.
La confianza del ciudadano en la labor que realiza la policía es fundamental. En ocasiones ese entendimiento entre protegido y protector ha estado distante. La policía tiene que actuar con puño de hierro contra agentes chantajistas, y con los que solapadamente son amigos de las bandas.
Hoy se hace balance de la confianza del ciudadano hacia la policía. La institución tiene que seguir modernizándose para llevar tranquilidad y seguridad a los ciudadanos. Es un trabajo difícil, pero se tiene que ejecutar. Confianza es la palabra clave.
No solo la policía tiene que actuar para proteger al ciudadano, sino también todas las instituciones encargadas del tránsito. Se hace necesario poner puño de hierro contra los violadores de la ley de tránsito. De los que piensan que pueden violar esas disposiciones de control.
Cada violación de las leyes de tránsito, ponen en peligro la vida del ciudadano y se torna una acción que se podría inscribir en lo criminal. Violar una luz roja equivale a disparar una pistola. Son dos homicidios que se pueden prevenir.