El devastador incendio del 7 de enero de 2025 en Pacific Palisades, Los Ángeles, ha dejado un saldo de 25 muertos, más de 12.000 estructuras destruidas y una comunidad destrozada. Ahora, las investigaciones se centran en una inquietante posibilidad: el fuego pudo haberse originado por un pequeño incendio registrado en la misma zona durante la madrugada del Año Nuevo, que aparentemente había sido contenido. Las autoridades, expertos y residentes buscan respuestas sobre una conexión que podría haber evitado esta tragedia.
El 1 de enero, en los primeros minutos del año, un incendio fue detectado cerca del sendero Skull Rocken las montañas de Santa Mónica. Vecinos intercambiaron mensajes de preocupación mientras observaban cómo las llamas, avivadas por la sequedad del terreno, consumían aproximadamente tres hectáreas de arbustos. A pesar de las condiciones, los bomberos lograron controlarlo en menos de cuatro horas, gracias a helicópteros de agua y una baja intensidad de los vientos. La zona fue declarada segura al amanecer, y los equipos de emergencia se retiraron tras confirmar que el fuego estaba contenido, reportó The Wall Street Journal.
Seis días después, en la misma área, otro incendio estalló con una ferocidad que tomó por sorpresa a la comunidad y las autoridades. Investigadores de la ATF (Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos) y expertos, como Michael Gollner, de la Universidad de California en Berkeley, indicaron al Washington Post que el viento pudo haber reavivado brasas ocultas del incendio de Año Nuevo. Este fenómeno, conocido como “reignición”, es raro pero posible, especialmente si quedan restos de combustible sin quemar o si las brasas se ocultan bajo tierra.
Reignición: un patrón que se repite
La idea de una posible reignición no es nueva en California. Expertos consultados por The Washington Post recordaron el incendio de Oakland Hills en 1991, donde un pequeño fuego que se creía extinto resurgió días después, alimentado por vientos fuertes, y destruyó más de 2.500 estructuras. Aunque en Los Ángeles no hubo indicios visibles de actividad tras el incendio del 1 de enero, la ausencia de lluvias y las condiciones climáticas extremas podrían haber permitido que las brasas permanecieran activas. Estudios anteriores han demostrado que los incendios pueden arder sin llamas por días antes de reactivarse, según Los Angeles Times.
El uso de herramientas como imágenes satelitales y sensores térmicos podría haber evitado esta tragedia, señalaron expertos a Los Angeles Times. Sin embargo, según autoridades locales, los recursos son limitados y las zonas declaradas seguras no suelen mantenerse bajo vigilancia activa después de un incendio pequeño.
El área de Skull Rock es popular entre excursionistas y ciclistas, y su proximidad a barrios residenciales lo convierte en un punto crítico durante incendios. Este espacio, como muchos otros en California, enfrenta el impacto combinado de la urbanización y el cambio climático. Expertos en incendios forestales citados por The Wall Street Journal señalaron que los vientos de Santa Ana y la sequía prolongada han convertido a Los Ángeles en un terreno altamente inflamable. Además, la vegetación seca y la falta de lluvias crean un entorno ideal para incendios recurrentes.
El caso de Pacific Palisades no solo expone las deficiencias en la prevención de incendios, sino que también evidencia cómo la presión del desarrollo urbano en zonas rurales aumenta el riesgo. Según The Washington Post, en 2024 se registraron al menos 50 incidentes relacionados con incendios cerca de áreas urbanas, un 25% más que el año anterior.
Los registros de radio revisados por The Washington Post muestran que los bomberos tardaron más de 25 minutos en responder al incendio del 7 de enero. Durante este tiempo, los vientos de hasta 80 kilómetros por hora avivaron las llamas y las empujaron hacia zonas residenciales. Los retrasos se agravaron por la falta de presión en los hidrantes, especialmente en las áreas elevadas de las montañas de Santa Mónica. El Departamento de Agua y Energía de Los Ángeles explicó que el Santa Ynez Reservoir, una fuente clave de agua, estaba fuera de servicio desde febrero de 2024 debido a reparaciones pendientes, reportó The Washington Post.
El tráfico también fue un problema significativo. Residentes describieron escenas de caos en calles bloqueadas, con vehículos abandonados en medio de la carretera. Esta situación dificultó el acceso de los bomberos a las zonas afectadas, según informó The Wall Street Journal. En algunos casos, equipos de emergencia tuvieron que usar bulldozers (maquinaria de construcción) para despejar vías principales como Sunset Boulevard.
Las autoridades han desplegado equipos especializados de la ATF y el FBI para determinar la causa exacta del incendio. Hasta ahora, no se ha descartado ninguna hipótesis, incluyendo un incendio intencional, líneas eléctricas caídas o materiales inflamables utilizados por visitantes. Sin embargo, según Los Angeles Times, las líneas eléctricas cercanas al lugar del incendio habían estado desactivadas desde hacía cinco años, eliminando esa posibilidad como causa directa.
Los investigadores también han entrevistado a residentes que estaban en el área antes del incendio. Un testigo, citado por The Washington Post, recordó haber olido humo alrededor de las 9:00 a.m. del 7 de enero, aunque no vio llamas. Otros residentes informaron haber escuchado explosiones de fuegos artificiales en la madrugada del Año Nuevo, lo que podría haber iniciado el incendio original.