
Santo Domingo-República Dominicana enfrenta desafíos significativos en la protección de los derechos de la niñez y adolescencia, especialmente en lo que respecta a la violencia, abuso y explotación.
Según datos alarmantes, un 3% de los niños y adolescentes de 1 a 14 años son víctimas de disciplina violenta en sus hogares, y un 29% de las víctimas de delitos sexuales reportados son menores de edad.
En un contexto donde el turismo también genera una demanda por explotación sexual, un estudio reveló que el 45% de los adolescentes en municipios turísticos conocen a niños y adolescentes que han tenido relaciones sexuales con extranjeros a cambio de dinero.
Además, en República Dominicana, un 37% de las mujeres jóvenes se casan o unen antes de los 18 años, y un 10% lo hace antes de los 15 años. Estas cifras son aún más alarmantes en el quintil más pobre, donde alcanzan el 59% y el 23%, respectivamente. E
ste fenómeno está íntimamente ligado a la desigualdad de género, que crea condiciones de mayor vulnerabilidad para las niñas y mujeres adolescentes. Según un informe, una de cada veinte adolescentes entre 15 y 19 años ha sido víctima de violencia sexual en algún momento de su vida.
El embarazo adolescente es otro de los grandes problemas del país, con un 21% de las jóvenes dominicanas siendo madres antes de los 18 años, cifra que se duplica en el quintil más pobre (40%) y alcanza un 55% entre las jóvenes sin educación formal.
Este alto número de adolescentes embarazadas trae consigo otro reto significativo: la falta de registro de nacimiento. Solo el 4% de las mujeres adolescentes inscriben a sus hijos e hijas antes de salir de la maternidad, una cifra alarmantemente baja si se compara con el promedio de 40% para todos los niños y niñas en el país.
Para enfrentar estas problemáticas, Unicef ha desarrollado diversas iniciativas centradas en garantizar que la niñez y adolescencia ejercen su derecho a la identidad, a vivir en familia y a estar protegidos contra la violencia, el abuso sexual y la explotación.
Asimismo, persisten prácticas culturales y sociales discriminatorias que reproducen la desigualdad de género y la aceptación de comportamientos que violan los derechos de la niñez, particularmente en el caso de las niñas, adolescentes, niños y adolescentes con diversidad funcional, y el colectivo LGTBIQ+.