Tomar licencia de funcionarios con proyectos presidenciales sería regla que propiciaría la unidad en el PRM

Santo Domingo, RD.-. La regla de tomar una posible licencia a lo interno del Partido Revolucionario Moderno (PRM) no sólo para la vicepresidenta Raquel Peña –si opta en aspirar a la candidatura presidencial-, sino también para los demás funcionarios que articulan proyectos políticos para los comicios de 2028, podría ser el mejor camino para propiciar el consenso y la libre competencia.

Es visible que la entrada en escena de la vicepresidenta Peña reestructuraría la lucha por la nominación presidencial.

Se entiende que Peña gozaría de algún privilegio al endosarle el presidente Luis Abinader de cierto protagonismo en sus funciones públicas, cada vez que participa en algún acto propio del Poder Ejecutivo, como ocurre regularmente en la reunión de cada lunes sobre el plan de seguridad del Gobierno.

Es notorio, por igual, que la vicepresidenta Peña se ha convertido en el “brazo operativo” del presidente Abinader, por su activo protagonismo durante el plan de combate del Covid-19 –a partir del 16 de agosto de 2020- y también en algunas crisis mediáticas que surgieron en la primera administración del PRM.

De ahí, que se presume que la vicepresidenta Peña vendría a configurar la competencia que podría presentarse en el PRM por la nominación presidencial, cuando es asimilada con una “figura de confianza” y de “extrema cercanía” al presidente Luis Abinader, quien ha revelado que asumiría un rol neutral entre los aspirantes presidenciales de su partido.

La mayor efervescencia la despiertan los proyectos presidenciales de David Collado, ministro de Turismo; y de Carolina Mejía, alcaldesa del Distrito Nacional, además de Eduardo Sanz Lovatón, director de Aduanas, y Wellington Arnaud, director del Instituto Nacional de Aguas Potables y Alcantarillado, con el ingrediente ahora de que la vicepresidenta Raquel Peña sueña con “subir las escalinatas del Palacio como presidenta”.

El activismo más potable es visible en el proyecto de Carolina Mejía, quien es abanderada por la estructura del grupo de su padre Hipólito Mejía, tendencia con alta incidencia en el PRM a nivel nacional y garante de la unidad interna, que se oferta como parte vital para la retención del poder en los comicios de 2028.

Se plantea que los seguidores del presidente Abinader integran otra tendencia de influencia en el PRM, hasta el grado de que hay voces que pugnan porque el mandatario asuma la presidencia de la organización a partir del proceso interno que será abierto en 2026.

Sería en julio de 2027 cuando los estatutos del PRM permiten la confrontación para la escogencia del candidato presidencial, pero desde ya hay al menos 24 dirigentes y funcionarios que trabajan en sus estructuras internas, principalmente motivados por el hecho de que Abinader está impedido constitucional de explorar un tercer periodo gubernamental.